Maruszczyk Barabass II Combo
La marca que lleva el nombre del bajista polaco Adrian Maruszczyk nos tiene acostumbrados a productos con unas prestaciones magníficas y una relación calidad-precio inmejorable. De hecho, en sus poco más de 10 años de andadura profesional se han consolidado ya como uno de los grandes fabricantes de bajos europeos, con una gama de modelos cada vez más amplia que incorporan prestaciones realmente interesantes, todo ello con un precio más que razonable.
En esta ocasión analizamos un combo de esta misma marca, concretamente el denominado Barabass II ya que es la segunda y mejorada versión del combo del mismo nombre que salió al mercado hace algunos años.
Tal y como ocurre con los bajos Maruszczyk, estamos ante un producto totalmente pensado, diseñado y construido para bajistas por bajistas, y eso se nota mucho a la hora de usarlo.
Lo primero que sorprende al sacarlo de su caja es el precioso acabado en Blackburst. Acostumbrados a ver el 90% de los amplis en negro (ya sea moqueta o tólex), siempre es de agradecer encontrarnos con un acabado alternativo. De hecho, nos preguntamos por qué más marcas no ofrecen este tipo de acabados. Es cierto que de cara a los rigores de la carretera podríamos pensar que puede ser demasiado delicado, pero si usas la funda acolchada que incluye para el transporte, deberías tener garantizado un aspecto fenomenal durante años. Adrian Maruszczyk comenta que este es uno de los pocos amplis de bajo que puedes poner también en el salón de tu casa y quedará realmente bien.
Para esta segunda versión se ha mantenido la sección de potencia de 400W y los dos canales (uno para bajo y otro para instrumento acústico) pero se ha optado por una etapa de potencia de clase D y un altavoz de 12” de neodimio + motor de agudos regulable. El resultado es un combo de bajo con buena potencia, excelente sonido, prestaciones muy interesantes y un peso de tan sólo 13kg.
La parte trasera aloja una barra que permite inclinar el combo mientras permanece en el suelo de modo que no se pierdan graves y que esté apuntando directamente a tus oídos. Esto es algo de agradecer sobre todo en escenarios pequeños donde necesitas colocarte muy cerca del amplificador.
Canales y controles
Como puedes ver en las fotos, incorpora dos canales de modo que puedes usarlo por ejemplo con bajo y contrabajo (el canal acústico tiene entrada en jack y en XLR) o bien con dos bajos diferentes. O bien podrías usarlo con el contrabajo empleando con dos sistemas de captación, esto es, pastilla y micro, aunque debemos advertirte que no incorpora alimentación Phantom para micros de condensador así que si tienes por ejemplo un DPA 4099 o similar tendrás que usar una unidad de alimentación externa o bien un sencillo previo que ofrezca Phantom (los hay por menos de 60€).
La EQ de 4 canales es independiente en cada canal y demuestra ser muy efectiva.
El canal Eléctrico añade además los controles Bottom (cuerpo), Presence (más detalle en agudos) y Contour (que va reduciendo las frecuencias medias y aumentando las graves y agudas a medida que lo vas girando, algo similar al control Aural Enhancer de la desaparecida marca SWR). Con estos tres controles tienes unas herramientas muy potentes a la hora de conseguir el sonido que quieres de un modo muy sencillo.
Cada canal incorpora un interruptor para cambiar la fase, algo muy práctico para eliminar acoples cuando lo usas con un contrabajo, y de paso para lograr la fase correcta si usas los dos canales con el mismo instrumento (por ejemplo un contrabajo con pastilla en el canal eléctrico, y un micro en el canal acústico o bien una pastilla piezo en un canal y una magnética en el otro).
Contamos con una salida balanceada XLR que mandará lo que tengamos conectado en el ampli a mesa, pero aquí tenemos una pequeña sorpresa: un interruptor nos permite que el canal acústico no salga por la salida XLR, de modo que podrías usar dicho canal para poder amplificar a través del combo algo que no te interesa que salga por la P.A., es decir, que hace las veces de monitor. La salida balanceada incluye interruptor para levantar la tierra en caso de ruidos, y atenuador de 6 dB’s.
Sonando
Pasamos ahora a usarlo. Nuestra primera prueba será con bajo eléctrico, usando el Tokai SGB65 con cuerdas lisas que analizamos en este mismo número y un Fender Roscoe Beck de 5 cuerdas con cuerdas entorchadas. En ambos casos el canal eléctrico ya nos permite apreciar las diferencias entre los dos instrumentos de modo muy claro y todo ello sin necesidad de hacer uso de la EQ. Es decir, partimos de un sonido bastante plano y sin apenas coloración. Dado que se trata de un recinto de dimensiones bastante reducidas, la primera sensación (como ocurre con muchos otros combos de bajo de 1x12”) es de que echamos en falta un poco del cuerpo que obtendríamos con un recinto más grande, pero lo bueno es que un ligero realce de graves consigue llenar la sala con el sonido de nuestro instrumento de un modo efectivo y sin crear nunca la temida “bola”. A partir de aquí el uso de la EQ será una cuestión de gusto personal o bien de adaptación a la acústica de una sala. La respuesta del motor de agudos es muy musical y nada estridente, pudiendo mantener la respuesta de dicho motor en modo normal, atenuada al 50% o completamente eliminada usando para ello un interruptor que se aloja en la parte trasera del combo. En el caso del Tokai resulta interesante el sonido que obtenemos sin agudos, pero en el caso del Fender nos estaríamos perdiendo cierto detalle así que optamos por usar el motor de agudos al 100%, aunque a medida que vamos subiendo el volumen del combo quizás nos inclinemos más por el 50% para que el agudo no se dispare.
La siguiente prueba, como es lógico, la hacemos con un contrabajo, concretamente con un G. Klauss europeo equipado con dos pastillas: The Realist de David Gage y Fishman Full Circle. La Realist tiene un carácter más oscuro y profundo, mientras que la Fishman ofrece más detalle en medios-agudos. En ambos casos los resultados son más que satisfactorios, pudiendo controlar el grave de la Realist fácilmente o bien el medio-agudo de la Fishman con la EQ de un modo realmente sencillo. A continuación añadimos el micro DPA4099 en el segundo canal (con la ayuda de un sencillo previo externo para alimentar el micro via Phantom). Si bien es cierto que el uso de un micro y un ampli no siempre es fácil por la tendencia a los acoples, en este caso hemos conseguido un resultado más que aceptable recortando los graves del micro y usándolo más bien para la definición de medios-agudos en el canal 2 y por otro lado usando el grave de la pastilla Realist del canal 1. Siempre y cuando el volumen al que trabajemos sea entre bajo y medio, hemos obtenido un sonido totalmente natural y “acústico” de nuestro instrumento, ya sea tocando en pizzicato como con arco.
En resumen, un combo para bajo y contrabajo ligero, potente, con la ventaja añadida de tener dos canales y además una estética irresistible.
Joaquín García
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