Revista de Bajos

Igor Saavedra

Igor Saavedra es un bajista chileno, músico de los que entiende su trabajo como una forma de vida, como un eje en donde se vertebra todo. Es un trabajador incansable y autodidacta por excelencia. Aprovechamos su paso por España para impartir un clinic en Todobajos para charlar con él.

¿Cómo te iniciaste en el mundo de la música y como llegaste al bajo?
Fue súbito y a una edad bastante avanzada para los parámetros de un músico que quiere o desea desarrollar una carrera como solista. Corría el año 1988 y con 22 años de edad me enamoré de la música sin que antes ésta hubiera formado parte de mi vida, pues me encontraba en mi último año de universidad estudiando la carrera de Educación Física y pronto a irme a China a hacer los posgrados como Artista Marcial, algo que ya venía estudiando y practicando asiduamente hace casi 10 años y que era el motor de mi vida.

Un grupo de Jazz chileno que tocaba temas de Weather Report fue a dar un concierto a la hora de almuerzo a mi facultad y como yo no tenía nada mejor que hacer fui con mi hot-dog recién comprado a sentarme en el suelo de aquel gimnasio para ver de qué se trataba todo aquello. Nunca antes había visto o escuchado música en vivo en mi vida, ni menos un bajo.

Fue amor a primera vista… y una lágrima y luego muchas más se escaparon de mis ojos a los pocos minutos de presenciar aquello. Le pregunté al bajista acerca de su instrumento y le dije que en mi opinión era el que más me hacía sentido y el que más se robó mi atención…, ahí recién supe que eso era un bajo eléctrico y pude además sentir hasta lo más profundo de mis huesos que yo tenía una conexión con ese instrumento más allá de mi comprensión. A los cinco minutos estaba parado fuera del campus mirando hacia el frontis de la universidad y despidiéndome solemnemente de ella con un simbólico saludo tipo militar. Fue el último día que supe de todo ese mundo incluidos mis amigos. A las dos horas de aquel concierto mi bicicleta pistera recién terminada de armar, pacientemente, parte por parte, se había transformado en mi primer bajo, no tenía un peso para comprarlo y lo único que me importó fue tener uno ya mismo y afortunadamente, si esa palabra cabe, logré encontrar en los avisos del periódico a alguien que estuviese interesado en un trueque.

Todo tenía que hacerse y resolverse en ese preciso instante, sentí que de alguna manera había perdido demasiados años de mi vida sin dedicarme a aquello que percibí en ese momento, y aún así lo siento, como aquello a lo que había venido a este mundo, el resto… es historia.

¿Puedes contarnos cual fue tu primer instrumento?
Aquel primer instrumento fue un Cort Steinberger de 35” de escala, fabricado alrededor de 1987 según mis cálculos. Lo tuve sólo unos tres meses ya que pronto aprendí que lo que tenía que adquirir era un Fender a como dé lugar…, y para mi fortuna encontré una persona que quería mi bajo ya que en esa época los bajos headless con afinación en el bridge eran algo muy novedoso. Así que casi sin darme cuenta me hice de un magnífico Fender Precision 77′ a través de un simple trueque.

¿Qué recuerdas de tus años de formación?
Fueron años muy bonitos, de un estudio completamente autodidacta y absolutamente desesperado por ganarle tiempo al tiempo, llenos de una incontenible energía por recuperar tantos años dedicados a otras cosas, que aunque me encantaban y me hacían muy feliz, ya sabía que no eran exactamente el eje de mi existencia.

Los primeros dos años llegué a estudiar hasta 17 horas diarias, y el promedio de estudio al día era fácilmente de 14 o 15 horas al día. Seguramente y más bien a raíz de aquello y no de mucho talento, comencé prontamente a dar mis primeros pasos como profesional.

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¿Cuándo sientes a que vas a ser profesional?
La transición desde lo amateur a lo profesional fue muy pronta, pero a la vez casi imperceptible, a los pocos meses, unos 8 meses desde el principio de todo y corriendo el año 1989, me encontraba ya tocando y recorriendo mi país con un cantautor chileno llamado Óscar Andrade, uno de los dos más destacados de mi país en aquella época. Luego vino De Kiruza (insigne grupo de Funk y Hip Hop de mi país) y pronto muchos artistas más.

Un dato entretenido es que antes de los dos años de estar tocando el bajo, alrededor de 1991, ya era el profesor de Bajo Eléctrico de la Escuela de Jazz de Roberto Lecaros, la Escuela de Jazz más importante de mi país en aquella época, llegando a ese puesto en reemplazo de aquel bajista (excelente bajista hasta estos días por lo demás) al que había visto tocar en mi universidad aquel día en que todo cambió.

¿Cómo ves el bajo como instrumento y que papel le otorgas en un tema?
Me gusta mucho escribir poesía y reflexiones filosóficas, tengo ya casi 500 escritos y algunas de estas reflexiones y poemas obviamente están dedicadas al instrumento que es la pasión de mi vida. Una de las más breves y sustanciosas en mi opinión es una llamada “La Esencia del Bajo Eléctrico” que recuerdo haber escrito en una de mis giras por Bolivia, y estimo que responde plenamente a esta pregunta.

El Bajo Eléctrico no es más ni menos que aquel sabio instrumento,

que extrañamente cuando más brilla y denota toda su esencia,

es cuando sirve como paño de lustre digno y generoso………..,

para que los demás instrumentos destellen su brillo en plenitud.

¿Cómo definirías tu música?
La definiría como honesta, espontánea, imperfecta, mejorable, abierta y propuesta en función de la improvisación, entendiendo a ésta como un ente fundamental de mi música y asignándole un pleno valor composicional. Es por esta específica razón que aún no me ha llamado mucho la atención grabar un disco solista, ya que en mi opinión improvisar es “componer en tiempo real”, es un arte en sí mismo, es tan “composición” como la efectuada al abrigo de un atril o de un escritorio. Ergo, yo me considero un compositor en plenitud… malo o bueno… esa es ya otra cuestión, para ayudar con esto último es que estudio cada día a ver “cuánta vida me da la vida” para mejorar lo que más se pueda.

Aun cuando ya tengo unas veinte composiciones, en el sentido de su acepción habitual, es decir unos veinte temas, que darían para un par de álbumes o más, muchas veces pienso para qué hacerlo, si un álbum está sujeto a tantas y tantas ediciones y “mejoras” que finalmente no se corresponden en rigor al producto crudo y recién salido de las manos del interprete, que es el producto que a mí me interesa compartir y aquel que en lo personal valido en plenitud. Es por eso que me siento mucho mejor representado en cualquier vídeo subrepticio que haya por ahí dando vueltas por Youtube, vídeo con todas las imperfecciones que haya de tener y sin edición alguna, como suelen ser aquellos vídeos que el público toma intempestivamente con sus cámaras y celulares y que luego suben así tal cual a la web… ese sí soy yo… tan imperfecto y mejorable como puedo ser. En eso confío y en eso cualquiera puede confiar, eso sí muestra mi evolución real y esa sí es mi “obra” verdadera, aunque dicha palabra suene un tanto ampulosa.

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Tocas con instrumentos poco convencionales ¿Qué nos puedes contar de ellos?
Claramente mis instrumentos son poco convencionales y han resultado ser así casi sin yo notarlo, pues han sido años y años de una gradual evolución conceptual y de infinidad de diseños que han ido pasando por mi cabeza y luego concretándose ante mis ojos. En mi opinión, mis instrumentos son el resultado, la expresión y la respuesta concreta y física a mis limitaciones. He buscado en ellos lograr un agente facilitador de mi ejecución musical, un elemento que me haga las cosas más fáciles y no más difíciles. Ciertamente mi instrumento principal es el bajo de 8 cuerdas, un instrumento que llevo tocando desde 1999 ya casi por 13 años a la fecha, lo que seguramente me constituye como el primer “Loco” en Latinoamérica y uno de los primeros en el mundo en tocar con ERB’s o Extended Range Basses. Tengo además un bajo de 5 cuerdas hace ya algunos años, hecho específicamente para tocar slap y otro fretless de 6 en construcción que tienen las mismas características que mi bajo principal, pero ciertamente el bajo que reúne todo lo que yo necesito y aquel en el que puedo intentar tocar todo lo que me nace es mi querido “Octavio”.

Las características principales de Octavio (y de todos mis bajos) hace ya casi 13 años, es que son pasivos y que además no tienen ningún preamplificador y ningún potenciómetro o control de volumen y tono. Me gusta dejarle ese trabajo a mis manos y en una opinión muy personal, siento que es la manera más efectiva de lograr experimentar y transmitir una plena expresividad a través de un instrumento. Mis instrumentos también incluyen algunos aportes inventados por mí que muchos bajistas y luthieres ya han ido adoptando a través de los años. Uno es el “RTA” o Rear Truss Rod Access, que es una abertura en el clavijero que permite acceder al alma del instrumento con la llave Allen por la parte trasera del clavijero, haciendo innecesario el hecho de remover las cuerdas hacia un lado o tener que estar removiendo o desatornillando tapitas de plástico, etc., El otro aporte es el “Mic Ramp” (que inventé alrededor de 1995), que es una rampa o plataforma plana que a diferencia del Willi’s Ramp, contiene las pastillas en su interior, para que el ejecutante pueda tocar “sobre éstas” y no “al lado de éstas”…, además es regulable en altura para que cada bajista encuentre su “grip” ideal, algo que muchos años después le fue agregado al Willi’s Ramp.

Finalmente, la razón fundamental por la cual me convencí de tocar un bajo de 8 cuerdas fue debido a que mis manos no son lo suficientemente grandes, por lo cual una ordenación vertical de las estructuras escalares y cordales era una gran solución y una enorme ayuda, además debido a la cantidad de cuerdas la separación de cuerdas se redujo en este caso a 15,5 mm en el puente, lo cual también me ayuda mucho. Sumado a esto, mi bajo es de 33,5 pulgadas de escala, otra ayudita más para mis manos. En síntesis, la palabra que mejor define a mis instrumentos es “Simpleza”.

Estás trabajando con Markbass ¿Qué te ofrecen esos amps?
Efectivamente, todo mi sistema de amplificación me es proporcionado por Markbass, una maravillosa compañía italiana, constituida por gente fantástica y bella que en mi opinión en estos momentos está fabricando los mejores equipos para bajo eléctrico del mercado por muchísimas razones, relacionadas éstas en su mayoría con la calidad del sonido, la portabilidad, el peso, el precio y la confiabilidad. Si se suman y se ponderan todos estos factores en mi opinión no hay ninguna marca que se le acerque en aquello a lo que los gringos llaman “Value”. Esto lo digo luego de tener la fortuna de haber sido auspiciado previamente por algunas de las empresas más importantes del mundo en el rubro. De hecho, estando auspiciado por otra prestigiosa compañía me convencí de que debía cambiarme de marca por todas las razones expuestas y fue así como fui yo mismo a tocar la puerta de Markbass y ellos tuvieron una increíble acogida para conmigo y así ha seguido siendo y cada vez ha sido mejor por cierto.

Puedes describir tu set up
Mi set up en vivo es en realidad muy simple. Tengo un cabezal Markbass Little Mark Tube 800 que entrega 800 Watts rms en 4 ohms. Junto con él utilizo dos pantallas para distintas aplicaciones (no las uso nunca juntas por cuestiones de impedancia, si no que o la una o la otra). Una pantalla Standard 104HF en 4 ohms para conciertos grandes y una Traveler 102P en 8 ohms para presentaciones en clubes más pequeños. Tengo además algunos pedales Markbass que más bien utilizo en el estudio de mi casa para crear sonidos y experimentar, son increíbles. Todos mis cables (de instrumento y de cabezal a pantalla) son proporcionados por Audioquest, y las cuerdas que utilizo son “La Bella Igor Saavedra Signature Bass Single Strings” que es mi modelo Signature que sólo se vende en Sudamérica.

Enumera 3 discos que hayan influido en tu música
La verdad tengo unos cuantos para elegir, pero en este caso escogería Pick Hits de John Scofield, Face First de Tribal Tech, Centrifugal Funk de Mark Varney Project, y si me permiten un cuarto quisiera agregar Transition de Dave Weckl.

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¿Qué diferencia observas en los panoramas musicales entre Chile y España?
Enfocándome mayormente en la música instrumental que es aquella a la que me dedico, y sin ser en absoluto un conocedor pleno de la realidad musical española, guiándome exclusivamente por lo que he logrado percibir y ver en este breve tiempo, lo que siento que puedo decir es que al estar España inmersa en la realidad musical europea, nutriéndola y alimentándose de ella, ésta se beneficia de una idiosincracia, que aunque perfectible, es muy distinta a la chilena y a la sudamericana. En este sentido, y si me lo permiten, me gustaría ampliar la referencia a mi país y llevarla a la realidad sudamericana hispanoparlante, realidad que conozco bastante bien y que estimo puede ser más relevante y significativa en terminos comparativos. Sudamérica es un continente bello y con un infinito potencial, pero pequeño e inexperto en muchos aspectos y el aspecto musical por cierto no le elude. En primer lugar existe un aspecto cuantitativo, es decir, la oferta de música en España, tanto de lugares como de músicos y bandas, en lo que a música instrumental refiere, es evidentemente muchísimo más amplia, por otra parte en cada país de Sudamérica hispanoparlante hay un desbalance más acentuado, ya que hay en efecto un gran número de músicos interesados y probablemente capacitados para tocar, pero los lugares para desarrollar este tipo de actividades son contados con los dedos de las manos y menos aquellos lugares que ofrezcan condiciones dignas de trabajo en el amplio sentido de la palabra.

En lo que atañe a aspectos más cualitativos puedo agregar que en mi opinión las audiencias en Sudamérica hispanoparlante acuden generalmente a ver música instrumental más por curiosidad que por un direccionamiento claro y concreto hacia una actividad artístico-musical de la cual conocen en plenitud sus características, eso hace una gran diferencia, ya que en primer lugar atenta contra el feedback de la expresión musical misma (energía que retorna de vuelta al escenario una vez el músico la ha hecho llegar al público), algo que generalmente logran solucionar y superar sólo los músicos más experimentados; y en segundo lugar afecta el quorum o asistencia de dicho público debido a su falta de conocimiento e interés respecto de dicha música.

Tienes dedicación en la docencia ¿Qué te reporta? ¿Te gusta impartir clases?
La docencia es una parte fundamental de mi constitución como músico e individuo, es una actividad que vengo desarrollando desde 1990, es decir por ya 22 años, que me nutre, me enseña, me dignifica y que le da sentido pleno a mi desempeño como intérprete instrumental. Mi autodefinición en este sentido es la de “un bajista que enseña” y no al revés. Dicho de otra forma, no me atrevería a enseñar a alguien cómo tocar un bajo eléctrico en la vida real, es decir frente a un público, si no me considerara yo en primer lugar un bajista eléctrico. En este sentido, una cosa es el conocimiento y otra la experiencia y la sabiduría resultante de esta, por lo que estimo que un profesor que no esté en condiciones de transmitir ambas cosas a un estudiante de manera equilibrada, es un profesor incompleto y con una tarea pendiente en primer lugar para consigo mismo.

¿Qué futuro le ves al bajo como instrumento?
Mis visiones acerca del futuro del instrumento se dividen en dos escenarios que estimo como muy posibles, por muy fantásticos que hoy puedan aparecer.

En mi primer escenario tengo una visión más bien conceptual…., veo bajos cada vez con más cuerdas tendiendo hacia lo agudo (pues más grave ya no se puede ir porque no se escucharía), y guitarras tendiendo cada vez más hacia lo grave, algo que en efecto estamos viendo cada vez con más frecuencia con las guitarras de 7, 8 y más cuerdas. Siguiendo el camino de este primer escenario probable, lo que creo que va a pasar es que finalmente habrá un sólo instrumento de cuerdas que no tengo idea cómo se va a llamar, y ese instrumento va a ser interpretado ya sea como un bajo o como una guitarra, dependiendo del rol del instrumentista en la banda y de sus preferencias por supuesto. Posiblememte, luego de esta unificación o fusión de la guitarra con el bajo volverá todo al principio, quedando tal y como estaba, es decir, con bajos de 4 cuerdas y guitarras de 6 cuerdas, y así el ciclo comenzará de nuevo, ya que como bien sabemos la historia siempre es circular.

El segundo escenario posible en mi opinión, es la casi total extinción de los instrumentos eléctricos de cuerda, para dar paso a una nueva especie de instrumentos musicales fundamentalmente influidos y determinados por la tecnología, lo que conllevará a que en el futuro se hable de los instrumentos eléctricos de cuerda de la misma manera de la cual en la actualidad nos referimos al laúd, el clavecín, el arpa o la lira.

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¿Cuáles son tus planes a corto plazo?
Los últimos seis meses han sido un torbellino, con lo cual la agenda ha estado cargada de viajes entre Sudamérica, Estados Unidos y Europa, dentro de lo cual destaco la invitación al Bass Player Live 2011, NAMM 2012, Musikmesse 2012 y este fructífero paso por España.

La próxima actividad relevante será una gira por Europa patrocinada por Markbass a contar de Julio de este año 2012 que me tendrá presentándome en varios países de este continente, incluido España nuevamente. Serán dos ciudades por país, ya los mantendré informados oportunamente de todos los detalles en www.igorsaavedra.com y en www.facebook.com/igorsaavedra

José Manuel López

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