Fender Select Bass
No es la primera vez que tenemos que analizar en estas páginas uno de los dos instrumentos más vendidos en la historia del bajo, con los que prácticamente empezó “todo”. Pero sí es la primera vez que lo hacemos con los dos a la vez. Porque el lanzamiento de la nueva serie SELECT de Fender nos llamaba mucho la atención y, en el momento en que tuvimos que decidir si escribíamos sobre el Jazz Bass o sobre el Precision, nos entraron tantas dudas que nos remangamos y solicitamos a Fender que nos enviase uno de cada modelo para probar y comentar ambos.
Desde que ambos bajos vieron la luz por primera vez, ya han pasado muchos, muchísimos años. El Precision en 1951 y el Jazz Bass en 1960. Desde entonces hasta hoy, numerosas variaciones sobre el mismo tema han ido sucesivamente saliendo al mercado, de todo tipo. Versiones evolutivas buscando la modernidad de los nuevos tiempos, versiones “vintage” pretendiendo la vuelta a los sonidos y materiales clásicos, versiones económicas para hacerlos más asequibles a todos los públicos, versiones “signature” recreando el bajo de tal o cual bajista famoso, versiones de altísima gama en la Custom Shop… en fin, que como leí alguna vez no recuerdo donde, salvo ponerles una cafetera incorporada, estos dos icónicos modelos han visto de todo en sus años de existencia. O al menos eso parecía… porque Fender nos ha vuelto a sorprender con la serie Select.
A lo largo de este artículo veremos por qué, pero ya te anticipamos que no se trata ni mucho menos de simples artificios estéticos. En esta ocasión, y de forma atípica, hemos probado los instrumentos solamente en un entorno aislado, en mi estudio, sin llevarlos ni a ensayos ni a bolos, ya que al tratarse de dos bajos era notablemente más complicado y además no disponíamos de tiempo para ello. En definitiva, hemos hecho una excelente toma de contacto como la que podrías hacer tú si te llevases los instrumentos un día entero a tu casa.
Selectos de verdad
Al margen de consideraciones de marketing, en lo que se refiere al posicionamiento que Fender haga de estos instrumentos dentro de su gama de productos, empezaré por decir que son bajos que perfectamente podrían haber salido con la etiqueta de la Custom Shop. Desconozco en qué departamento de la compañía se han fabricado, pero su concepto, su calidad y sus acabados son propios de la gama más alta de la marca.
Lo primero que llama la atención, lógicamente, es su impactante estética a primera vista. Es absolutamente inusual, a no ser creaciones por encargo de la Custom Shop, ver en la marca californiana tapas de maderas exóticas como es el caso del arce flameado en los modelos Select. Espectaculares, preciosas estas maderas que confieren a estos instrumentos clásicos un matiz más propio de bajos de boutique. Desde luego un acierto desde nuestro punto de vista, porque el clasicismo no tiene por qué ser sinónimo de austeridad ni estar reñido con la elegancia y la distinción. A quienes les gusten estos detalles sin renunciar a las formas y sonidos “de toda la vida”, están de enhorabuena. Ya tienen “Fenders” que desear…
Pero después de este primer y gratificante contacto visual, enseguida te das cuenta de que estos bajos están fabricados con un nivel fuera de lo común: materiales excelentes, acabados impecables, construcción exquisita. Es algo que uno percibe en cuanto les pone las manos encima y los escudriña con los ojos y con el tacto. ¿No os ha pasado muchas veces al poneros a tocar un instrumento sin enchufarlo, que con solo unos segundos sobre vuestras rodillas ya sabéis si es un instrumento bueno, regular o malo? Es algo que se percibe y se deduce sensorialmente cuando hay un mástil suave y fácil de recorrer, una acción con las cuerdas pegadas y ni el más mínimo rastro de trasteo, unos potenciómetros que se deslizan con firmeza y facilidad a la vez, unas clavijas de afinación que van como la seda, una unión del mástil al cuerpo perfecta y sin la más mínima fisura, en fin, algo parecido a cuando te montas dentro de un coche de lujo y notas que algo no es “exactamente igual” allí dentro que en un utiliario.
Dice Fender en su web que las maderas de cuerpo, mástil y diapasón de los bajos Select son especialmente escogidas para estos instrumentos por sus cualidades tonales. Para el común de los mortales esta afirmación puede ser creíble o no pero, desde luego, a juzgar por el timbre y tono que tienen tanto el Jazz Bass como el Precision que nosotros hemos probado, es totalmente cierto que las ma- deras son de lo mejorcito en cuanto a sonoridad se refiere.
¿”Vintage” y modernos al mismo tiempo?
Más adelante comentaré cada uno de los dos modelos de manera individual, pero me gustaría resaltar a continuación algunos rasgos comunes a los dos.
Me resulta muy difícil explicar con palabras cómo un bajo puede darme la impresión de tener doble personalidad. Allá voy. A mí personalmente me entusiasman los sonidos de los bajos sesenteros, esos que en tantos discos inolvidables hemos escuchado: los graves y profundidad de tonos fundamentales de los Precision y la redondez y presencia de los Jazz Bass. Y parece que esos tonos sola- mente se pueden encontrar en bajos “vintage” de aquella época, inabordables por precio para la mayoría de nosotros, o en reediciones que emulan a tal o cual bajo de tal o cual año, en unos casos más acertadamente y en otros no tanto. Y cuanto más descascarillados, mejor. Pues los Select tienen esos tonos, están ahí en toda su plenitud a pesar de su apariencia sofisticada y su novedoso y “delicado” acabado.
Pero, y eso es lo que más me ha cautivado de estos instrumentos, no son los únicos timbres que vas a encontrar. Hay un sitio en ellos para el slap (¡incluso en el Precision!), para los agudos y medios, para el sustain, en definitiva para todos esos rasgos que asociamos con los bajos más actuales y que, de algún modo, son antagónicos con el característico tono de los 60 que todos tenemos en la cabeza. Porque realmente ni hay en la historia un único sonido de Precision y de Jazz Bass (¡eso es imposible después de tantos años y modelos de producción!), ni es mejor el sonido “vintage” ni el sonido “moderno”.
¿Que cómo es posible que en la serie Select convivan ambos mundos? Pues la explicación es más sencilla de lo que pudiera parecer: en la inteligente combinación de exquisiteces constructivas está la respuesta. Para empezar, las pastillas están diseñadas, en ambos modelos, especialmente para la ocasión. Ningún otro modelo Fender monta pastillas iguales que estas. Desde Fender explican que el bobinado ha sido estudiado para poder recoger tal amplitud de matices que cuando la señal llega al control de tono lo hace con un espectro de frecuencias que lo permite todo. Y es en el control de tono donde cada bajista toma decisiones. Si lo abres a tope, te pones en el siglo XXI, con una sonoridad muy abierta, con timbres medios-altos y un tono limpio y muy directo. Pero si lo cierras un 20 o 30 por ciento, empiezas a trasladarte años hacia atrás, y poco antes de la mitad de su recorrido ya te has dado de orejas con los tonos “vintage”. Por supuesto, todo esto dicho con la diferenciación de cada modelo con su personalidad propia, que cualquier lector conoce ya a estas alturas las diferencias entre un Precision y un Jazz Bass.
El cuerpo de aliso de piezas especialmente selecciona- das por sus cualidades acústicas es otra de las razones por las que el sonido de estos bajos puede alcanzar timbres bien cálidos, redondos y ricos en graves. Y sin embargo, hechos como poder encordar las cuerdas a través del cuerpo o que el puente sea de alta masa, sitúan estos instrumentos en el lado más moderno.
Más excelencias compartidas
Para terminar con este barrido en común por las características compartidas de los dos modelos, están el perfil en “C” moderno, mástil de arce cortado transversalmente (eso aumenta la densidad y la dureza, y por lo tanto la estabilidad), alma con refuerzo de grafito Posiflex, radio compuesto variable (es decir, diapasón con curvatura variable que se va aplanando a medida que descendemos hacia los trastes más altos), incrustación de sello en la parte posterior de la pala con la identificación de la serie Select y estuche custom G&G con correa, cable y paño de limpieza.
Veredicto final
En definitiva, quien haya diseñado la serie Select ha conseguido unos instrumentos sin precedentes en la marca. Sin necesidad de ser activos, donde la electrónica siempre permite recorridos sonoros mucho más amplios aunque inevitablemente más artificiales, tienen todos los ingredientes para quien quiera Fender en el sentido más extenso y flexible de la palabra. Y, volvemos a incidir: mucha calidad, mucho nivel y la clara intención de hacer unos bajos para quien pretende conseguir la excelencia de los sonidos Fender a lo largo de la historia. Y también para quien aspira a tener un bajo exclusivo, porque Fender anuncia que cada año cambiará el concepto de la serie, para que así cada tirada, bastante restringidas al parecer, quede como un sello de distinción irrepetible de la marca.
En otros tiempos, estos bajos habrían sido modelos de la Custom Shop por méritos más que sobrados. Lo que pasa es que la política de marketing de la Custom Shop de Fender parece haberse orientado en los últimos años hacia reediciones de modelos del pasado, modelos signature o encargos individualizados. Pues, nada, a mí eso me da igual. ¡Bienvenida al mundo la Serie Select! Si eres de Fender, pruébalos, porque te va a entrar un gas que no te vas a poder aguantar a ti mismo. Y si no eres de Fender pruébalos, porque a lo mejor te conviertes.
La verdad es que hasta ahora, para no acordarme ni recordaros que no vivimos los mejores tiempos, no he mencionado el precio. Estos bajos están en el entorno de los 2.000 euros, o sea que no es ninguna broma. ¿Lo valen? Pues esa es siempre la pregunta del millón. Parece un hecho, no solo en instrumentos musicales sino también en cualquier artículo de consumo, que a partir de un cierto nivel de buena calidad las mejoras elevan el precio de manera, digamos, no proporcional. En el caso de los bajos Select de Fender, desde luego sus componentes, artesanía volcada en ellos, acabados, calidades de las maderas, corta tirada donde no es posible diluir mucho los costes de producción, etc., son factores que encarecen el producto finalmente. La alta calidad y la diferenciación se pagan… si se puede, y quien pueda hacerlo sentirá desde el minuto uno que tiene un bajo muy bueno y muy exclusivo. Selecto que se dice, vamos.
Jerry Barrios
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