Yamaha Attitude III
La locución latina “rara avis” la define el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española como “persona o cosa excepcional o difícil de encontrar”. Y es primera expresión que nos viene a la mente para definir el espectacular bajo que analizaremos a continuación, y que además de venir como anillo al dedo para calificar el instrumento, es igual de válida para ser aplicada a Billy Sheehan, inspirador, codiseñador y padrino de marketing del Attitude III. Y hacemos hincapié en lo de “difícil de encontrar” porque no es habitual ver uno de estos bajos en una tienda donde poder catarlo y profundizar en él. Porque desde luego es un bajo para profundizar, y mucho.
Ya sabéis, y si no lo sabéis os lo contamos nosotros, que Yamaha es la marca más grande del mundo en lo que a fabricación de instrumentos se refiere, por su volumen (menos armónicas y arpas, yo creo que fabrica cualquier instrumento imaginable) y por su larga historia en esta industria, nada menos que desde 1897. A lo largo de su dilatada trayectoria ha ido estableciendo fábricas propias en diversos países asiáticos, reservando para sus fábricas de Japón las producciones de alta gama. Bueno, en realidad no pueden llamarse fábricas en el caso de las guitarras y bajos, ya que son de muy pequeño tamaño y donde todo es artesanal, más bien deberíamos decir talleres. Y si a esto unimos un departamento de investigación y desarrollo radicado en EE. UU. con el que colaboran habitualmente artistas punteros de aquel país, podéis imaginaros qué nivel tienen los productos de alta gama que Yamaha pone en el mercado. Y ese es el caso del Attitude III, diseñado por Billy Sheehan y los luthieres de Yamaha y fabricado a mano en Japón.
Un bajo único para un bajista único, cuestión de actitud
Podríamos extendernos mucho si retrocediésemos en el tiempo hasta el primer bajo Attitude Billy Sheehan Signature, hace ya bastantes años, y analizásemos cuál ha sido la evolución del modelo desde entonces. Y nos extenderíamos mucho más si hablásemos del señor Sheehan, de su forma de tocar y de su contribución al mundo del bajo, pero eso no es el objeto de este artículo. Además, si os dais una vuelta por Google, vais a encontrar mucho más de lo que yo os puedo contar aquí. Pero antes de entrar en harina, sí que me gustaría centrar los términos de lo que significa el concepto genérico de los bajos Attitude y el vínculo con la manera de tocar y expresarse con el bajo que tiene Billy Sheehan.
La inmensa mayoría de los lectores conocerán en mayor o menor medida al bajista de Mr. Big, que además de pertenecer a esta banda americana ha trabajado con muchos de los grandes y virtuosos del rock, y ha desarrollado una carrera en solitario, discreta en comparación con sus restantes trabajos. Lo que siempre más me ha llamado la atención de Sheehan es que, tocando como toca, siempre fue un bajista de banda. Cuando dice “aquí estoy” es la estrella, pero al servicio de la banda; sus líneas rapidísimas y poderosas están siempre dentro de la canción; sus actos solistas nunca se salen del plano de las frecuencias graves con las que un bajo soporta al resto del grupo; deja con la boca abierta por su técnica y su velocidad equiparables a las de un guitarrista solista, pero no ocupa el centro del escenario; en definitiva, una especie única para la que yo no soy capaz de encontrar comparación, y mucho menos competencia. Seguramente lo que voy a afirmar no sea compartido por todo el mundo, pero yo lo veo así: el bajista de rock más poderoso del mundo. Y fijaros bien que no digo “el mejor”, sino el “más poderoso”.
Y para poder merecer el calificativo de “el más poderoso” hacen falta muchas cosas, entre otras gran potencia e intensidad de sonido, una rapidez de rayo y una técnica asombrosa en la ejecución. Dicho de otro modo, graves demoledores pero sin perder claridad en medios ni en agudos y una fluidez bárbara a la hora de recorrer el mástil de arriba a abajo y aplicar intachablemente las técnicas más llamativas y rockeras como el “bending” o el “tapping”. Sin duda, el bajista del que hablamos cumple de sobra todos esos requisitos, pero para eso hace falta un bajo que responda a todas esas exigencias. ¿Lo tiene?
Hoy traemos a estas páginas la tercera generación de los bajos Attitude, una serie hecha a imagen y semejanza de lo que Sheehan quiere y necesita. Y si tú buscas en un bajo todas las identidades sonoras y constructivas que iremos describiendo a continuación, pues este será el bajo de tus sueños. Porque no hay otro igual, eso te lo garantizamos. Ni siquiera muy parecido, a no ser que te lo construyas tú.
La filosofía del instrumento no ha cambiado mucho desde su primera concepción en cuanto a los grandes rasgos, aunque sí hay muchos detalles que se han ido refinando con los sucesivos diseños. Tres son las características que lo identifican de manera inevitable: su pastilla “woofer” de supergraves pegada al mástil, su diapasón escalopado y su salida independiente para cada pastilla. Y luego, más cosas exclusivas.
Attitud III: Revisión de un clásico después de 17 años
Desde que salió el Attitude II han transcurrido 17 años. Por eso nos atrevemos a denominarlo un clásico. Porque este bajo es un clásico en las manos de Billy Sheehan, es un clásico en el catálogo de Yamaha y es un clásico entre los amantes de los buenos instrumentos, seas o no del palo rockero potente. Para llevar 17 años en el mercado, y que la marca decida perfeccionarte y sacar una nueva generación, tienes que ser un clásico.
Todas las novedades y mejoras introducidas en esta nueva versión III han sido a petición de Billy Sheehan, en base a sus muchos años tocando el mismo instrumento. Y además, hay también un valioso avance que no se ve pero se escucha, ¡y cómo se escucha!, que son las nuevas tecnologías A.R.E. e I.R.A. de Yamaha, que ya se aplican en todas sus guitarras y bajos de élite, y que el propio Sheehan ha pedido incorporar al bajo que lleva su firma. Empecemos por ellas.
A.R.E. (Acoustic Resonance Enhancement) es una tecnología de tratamiento de la madera originalmente desarrollada por Yamaha. Los instrumentos hechos con madera procesada con esta tecnología ofrecen una riqueza tonal como la de los instrumentos “vintage” que tienen muchos años de uso. Consiste en utilizar humedad y temperatura controladas con un alto grado de precisión para manipular la propiedades moleculares de la madera, de modo que se consiguen unas características acústicas ideales, similares a las de la madera de aquellos instrumentos que han sido tocados durante años. Con ello se mejora el “sustain” de las frecuencias graves, se produce un sonido más rico y un tono con más cuerpo. Este tratamiento también afecta a la respuesta de las frecuencias agudas, que aumentan en nitidez. Nada mejor para el sonido propio de Billy Sheehan y del Attitude que esta mejora. Muchos os preguntaréis si esto no será una milonga, parece inevitable al menos dudarlo. Pero os aseguro que es una mejora constatable y rigurosa. Ya la pude apreciar cuando tuve la oportunidad de contrastar los bajos BB2025 (con A.R.E.) y BB1025 (sin A.R.E.) y la diferencia estaba ahí muy claramente. No tengo a mano un Attitude II, pero hace años lo toqué durante un cierto periodo de tiempo, y no tenía esta sonoridad ni esta densidad de timbre. Y lo mejor es que es una sonoridad natural que parte de la madera y no de la electrónica.
I.R.A. (Initial Response Acceleration) es otro tratamiento molecular que ha recibido el bajo. Según explicaciones del fabricante se trata de aplicar a la madera unas pruebas de liberación de estrés que hacen que la madera se “suelte”, es decir, se libere de la tensión molecular que intrínsecamente tiene, de forma que cuando se toca una nota el ataque es mucho más inmediato y nítido porque la madera ya no tiene que luchar contra sus propias trabas e impedimentos moleculares. Esto también incide en un aumento del sustain, ya que la madera se encuentra más libre para vibrar y mantener la sonoridad de la nota. Este tratamiento me resulta mucho más difícil de valorar y apreciar, sinceramente, pero si lo dice Yamaha, seguro que es verdad, porque no veo a un fabricante de esa categoría inventándose un rollo para vender bajos de alta gama. Lo único cierto es que el sonido de este instrumento es exquisito y poderoso y que estas dos tecnologías, cada una en la proporción que le corresponda, tienen mucho que ver.
Construcción
En la construcción del Attitude III pueden apreciarse claras reminiscencias de la mítica serie BB de Yamaha, que tuvo su esplendor en los años 80 y que últimamente ha contemplado la salida de nuevos modelos inspirados en aquellos, con excelente acogida entre los bajistas. Las principales y más llamativas características constructivas son: cuerpo de aliso de tres piezas unidas mediante láminas de arce para que la estabilidad sea máxima; nuevo perfil de mástil más cómodo y redondeado; revolucionario anclaje de mástil al cuerpo con cinco tornillos, dos de ellos en ángulo de 45 grados para mayor hermetismo y solidez de la unión; mástil semiescalopado (rebajes en el diapasón a partir del traste 17); cuerpo de grosor descendente para mayor ergonomía a la hora de tocar sin perder volumen global de madera (de gran grosor en la parte superior y contorneado en la inferior); puente de latón sólido con un diseño que permite una acción increíblente baja, imprescindible si queremos tocar a la velocidad de Mr. Sheehan; cejuela de latón sólido también para mayor nitidez y sustain; y clavijero con D-tuner Hipshot para cambiar la afinación de la 4ª cuerda de Mi a Re sobre la marcha.
Es un bajo de peso medio, con un mástil muy cómodo y no demasiado ancho, magníficamente equilibrado tanto para tocar de pie con correa como sentado apoyándolo sobre las rodillas, y en todo momento los acabados se revelan de máxima calidad, como coresponde a un bajo de su nivel y su precio. Las maderas utilizadas son aliso para el cuerpo y arce para el mástil y el diapasón. Es decir, madera de respuesta cálida en el cuerpo y de ataque y pegada en el diapasón. Una combinación que a mí me parece que aporta mucho equilibrio también al sonido.
Los rebajes o “scallops” en el mástil tienen como objeto reducir al mínimo la fricción entre la cuerda y la madera, de forma que la cuerda apoye solamente sobre los trastes y permita así más velocidad de ejecución y, sobre todo, mucha más facilidad a la hora de ejecutar “bendings” y “tappings”, ya que puede presionarse la cuerda a la vez hacia dentro y hacia arriba sin oposición para controlar con exactitud el tono hasta el que inflexionamos la nota.
Electrónica
Llegamos ahora a otro campo que es territorio exclusivo de este instrumento. En la posición superior, junto al mástil, una pastilla “woofer” desarrollada por Yamaha especialmente para este bajo. Es una pastilla inspirada en las brutales pastillas Gibson de los años 60, las que montaban el EB0 y EB3, pero no tan cafre ni “espesa”, sino tecnológicamente más refinada para cumplir con su función a las mil maravillas: ofrecer un sonido de graves enorme, con gran proyección y a la vez con la claridad necesaria para no embarrar el sonido. Sin duda, esta pastilla es una parte fundamental de la personalidad sonora de este instrumento.
A continuación, la tipica pastilla dividida de Precision, en este caso de marca DiMarzio y modelo WillPower. Es una pastilla de alta salida, con muchas vitaminas, tantas que a veces puedes olvidar que tienes en las manos un bajo pasivo. Ofrece un sonido muy medioso, complemento ideal de la “bestia woofer” e importante para que el sonido del bajo se abra camino en la mezcla con definición. La elección de pastillas DiMarzio en las sucesivas reencarnaciones de la serie Attitude ha sido una constante, y es también parte significativa de su identidad sonora.
Vamos a la botonera: volumen woofer, volumen pastilla dividida y tono pastilla dividida, con función push/pull para corte de agudos en el woofer y en el pote de tono para conmutar estéreo/mono la salida.
La salida, como ya hemos comentado, es doble (estéreo) para poder enviar la señal de cada pastilla a un amplificador distinto, o puede conmutarse a sencilla (mono) para unir la señal de ambas pastillas en el jack de salida y enviar una única señal a un solo ampli.
Sonido
Con todo lo mencionado hasta ahora, no es difícil suponer como suena este bajo. Todos los elementos de construcción y la electrónica están al servicio de dos ideas principales: que el sonido sea muy poderoso y grande, y que se pueda tocar a la máxima velocidad que nuestra técnica nos permita.
A partir de esos cimientos, edificamos la casa. Porque no es un bajo con un solo sonido, ni mucho menos, lo que pasa es que el rango de variaciones se mueve en un espectro que perfectamente podríamos definir como “de Precision para abajo”. Si jugamos con la preponderancia de una u otra pastilla y/o con el tono de la trasera nos desplazaremos por una paleta de sonidos que va desde mugidos hasta puros tonos de Precisión clásico. Puedes sonar a “vintage blues” o saturar en graves, casi como si estuvieras utilizando un pedal. Y si aplicas el corte de agudos al woofer, ya ni te cuento, sonido pantanoso total. Este tipo de sonido lo utiliza Sheehan a menudo con Mr. Big, claro que tocado en trío y a la caña que toca él, resulta un colchón de lujo para una banda tan sumamente enérgica.
El campo de la doble amplificación es otro por explorar. Indudablemente es un lujo pocas veces accesible, tanto por dinero como por sitio en el escenario, o incluso por la dificultad de transporte. Pero la versatilidad que permite es más de lo que a priori podemos imaginar. Y digo imaginar porque ¿quién ha tenido la oportunidad de adentrarse en este terreno? Cuando probamos el bajo dedicamos un tiempo largo a conectar la salida en estéreo a dos amplis iguales, dos Markbass Little Mark III con una 4×10 cada uno. Y el sonido abre que alucinas, porque puedes domar los graves del woofer hasta colocarlos en el sitio exacto que quieras, para luego aumentarles la concreción y la definición a base de pastilla dividida. Es más, yo encontré un punto dulce exagerando un poco la intensidad de graves (y aún quedaba recorrido para dar y tomar) y después “agudizando” un tanto el sonido del ampli de la pastilla trasera, algo así como dejando un hueco en medios que colocaba el sonido en un plano tímbrico precioso. Muchas, muchas posibilidades, aunque todas siempre enmarcadas en la fuerza de la salida.
Pero como lo normal es tocarlo como el común de los mortales, puedo asegurar que es el bajo con más solidez de graves naturales que he tocado nunca. Y quiero incidir en por qué digo naturales. Con cualquier bajo activo que tenga un buen previo, podemos tener graves en abundancia, pero son graves electrónicos, y hay una diferencia de matiz que me cuesta mucho trabajo expresar con palabras, pero que el oído percibe a la perfección. Los graves del Attitude III provienen de la física más elemental: la colocación de la pastilla y la superficie de bobinado de una pastilla concebida para dar graves y no parar. Es a eso a lo que yo le llamo “graves naturales”, a los que se originan sin intervención de una pila de 9 V.
Conclusión
Este es un instrumento bruto, pero noble. Tiene la brutalidad sonora de un gladiador, pero pertenece a la clase de los patricios. Si tocas en una banda de rock y quieres empujar el sonido a base de bien, el Attitude III es tu bajo. Si a veces cambias el rock por el blues y quieres sonidos clásicos pero con mucho fundamento en graves, también puedes disfrutar con él y engrandecer el sonido de tu grupo. Y si eres fan del coletudo y rubio virtuoso que lo firma, no hace falta decir que estarás como pez en el agua. Un bajo tan impresionante como distinto. El precio pasa de los 2.000 euros, pero es lo que tienen las cosas bien diseñadas, bien construidas y tan exclusivas. Por cierto, lo digo a modo de información y no de publicidad de ningún tipo: el día 23 de octubre Mr. Big estará tocando en la sala La Riviera de Madrid, una oportunidad única de disfrutar con una banda grande como su nombre indica, de un bajista también enorme y de un bajo que, después de leer esto, seguro que despierta, al menos, tu curiosidad, si no tu… ¡gaaaassssss! Allí nos vemos.
Jerry Barrios
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