SWR Marcus Miller preamp
A finales de 1970, el sonido SWR sólo existía en la mente del fundador de la compañía, Steve W. Rabe. Simplemente pensaba que los amplificadores de bajo podían y debían sonar mejor y su meta era cubrir las necesidades de los bajistas profesionales del más alto nivel. Durante algún tiempo se dedicó a visitar estudios de grabación de Los Ángeles preguntando a los profesionales qué buscaban y qué pensaban sobre lo que para ellos sería el amplificador de bajo ideal. La mayoría de estos bajistas de primer nivel terminaban señalando los monitores de estudio, de máxima calidad, y diciendo que lo que querían es que su bajo sonase por su amplificador de la misma forma que sonaba en esos monitores. En otras palabras: con alta fidelidad, con limpieza, con cuerpo, con peso y con todo el espectro de frecuencias, sin pérdidas. Con esa ideología nació SWR después de mucho trabajo e investigación, en 1984. Desde entonces hasta aquí han pasado ya 28 años y muchos modelos que el mercado ha convertido en emblemáticos: el combo Redhead, las pantallas Goliath o el combo para bajos acústicos Babyblue, por citar sólo algunos.
Curiosa e ingeniosa definición (“el eslabón perdido entre tu bajo y un gran sonido”) la que utiliza el señor Marcus Miller para describir lo que para él significa esta poderosa pieza de equipo, ideada por él en base a su dilatadísima experiencia en estudio y directo y ejecutada por los ingenieros de la prestigiosa marca americana SWR. En cuanto entremos en harina veremos que, casi tres décadas después, la filosofía que alienta los nuevos productos de la marca sigue siendo la misma que en sus orígenes: el mejor sonido y calidad posibles y el máximo control del resultado final en las manos del músico.
¿Y quien mejor para compartir propuestas y experiencias que el indiscutible y figura mundial Marcus Miller? ¿Quién mejor que uno de los bajistas con las ideas más claras, el sonido más definido y reconocible y la exquisitez como bandera de todo lo que hace? ¿O se te ocurre alguien que, habiendo influido de manera decisiva en una generación de bajistas y habiendo alcanzado las cotas que él hay logrado alcanzar también como productor, pudiese ser más adecuado para diseñar un preamplificador definitivo para uso en estudio y directo? La elección no podía haber sido más acertada.
Porque te anticipamos, como podrás comprobar a lo largo de esta lectura, que estás ante una herramienta definitiva para dar forma a tu sonido de bajo de la manera más exigente. Pero vamos a desgranar el previo sin más preámbulos, que hay mucha tela que cortar. La prueba esta vez se ha hecho exclusivamente en la soledad del laboratorio de pruebas, a diferencia de otras ocasiones en las que nos hemos llevado un ampli al local y a algún bolo para poder ofrecer las tres visiones principales (laboratorio, ensayo y directo). La complejidad del aparato no permitía otra cosa, a menos que hubiésemos dispuesto de meses para probarlo y escribir, lo cual no era el caso.
Construcción
Empezaremos por decir que no es muy frecuente que una marca de amplificación para bajo diseñe y comercialice este tipo de preamplificadores. Lo habitual es ver como proliferan los pequeños previos en forma de pedal, más manejables y baratos pero, por supuesto, a años luz de distancia en posibilidades de conformación del sonido y también a mucha distancia del que hoy analizamos en lo que se refiere a calidad y prestaciones profesionales de alta gama. Dicho de otro modo, yendo mucho más allá de “agudos, graves, simulador de válvulas y salida balanceada”. Todas las posibilidades de dar forma al sonido de un bajo están recogidas en este preamplificador.
Construido en aluminio anodizado azul, la impresión constructiva es de gran robustez a la vez que de ligereza. Puede utilizarse montado en rack (2U), esperable en un componente profesional polivalente para directo o estudio, o independientemente colocado sobre la superficie de una etapa de potencia, de una pantalla, etc. Sus dos asas laterales frontales permiten un comodísimo transporte.
Su color frontal azul le confiere una identidad visual inmediatamente reconocible, algo por cierto muy típico de la marca que a lo largo de su historia ha hecho muchos modelos personalizados por el color de sus frontales. Quizás comprometa un poco la robustez general el hecho de que los botones sean de plástico, pero es algo que resulta inevitable si se pretende que el preamplificador no pese un quintal.
La distribución frontal/trasera es muy ortodoxa, con todos los controles y entradas en la parte delantera y todas las salidas y sección de alimentación en la parte trasera.
Panel frontal: entradas y controles
Entradas
Si comenzamos de izquierda a derecha, en primer lugar encontramos dos entradas idénticas con un botón “select” que permite seleccionar una u otra. Estas dos entradas no son las típicas que encontramos en un ampli (para bajos activos y bajos pasivos), sino que son exactamente iguales pero permiten la conexión de 2 bajos al mismo tiempo al preamplificador, algo muy útil para directo si vamos a cambiar de instrumento a lo largo de la actuación una o más veces. Luego, cuando recorramos las prestaciones del panel posterior, veremos que hay una tercera entrada especialmente pensada para conectar el bajo cuando se utiliza un sistema inalámbrico.
A continuación nos encontramos con un utilísimo botón “mute” para silenciar el sonido en caso de querer afinar o entre canción y canción, por ejemplo, y un atenuador (“pad”) que disminuye en 10dB la señal de entrada procedente del bajo, que conviene usar cuando conectemos un bajo activo o con excesiva señal, así como siempre que se ilumine el indicador luminoso de saturación (“clip”) si no queremos que la señal distorsione.
Por último, en esta primera parte del panel frontal encontramos el control de ganancia “Gain”, cuya función es la clásica de aumentar o disminuir la ganancia de la señal de entrada con la que se va a excitar el resto de secciones del preamplificador. A mayor ganancia más saturación en el sonido y a menor ganancia más limpieza. Su combinación adecuada con el volumen general o “Master”, situado al final del recorrido de la señal, nos dará mayor o menor intensidad de volumen del sonido con mayor o menor limpieza.
Ecualización
El primer bloque de controles relacionados con la EQ que encontramos es la sección “Bass Intensifier”, que como su nombre indica, es un intensificador de graves, algo muy interesante para elevar la gordura y peso en graves del sonido. Una vez activado con el botón que existe para ello o mediante el pedal que acompaña al preamplificador, es mucho lo que se puede levantar el “suelo de graves” del bajo mediante el control de nivel “Level” y mucho también lo que se puede precisar gracias al control “Cutoff”, que establece la frecuencia de intensificación desde 80Hz a 200Hz.
Debajo encontramos el “Aural Enhancer”, una de las señas de identidad de SWR con copyright desde hace muchísimos años. El Aural Enhancer fue desarrollado para “extraer” las frecuencias fundamentales de las notas graves del bajo, reducir las frecuencias que enmascaran lo más rico de dichos fundamentales y realzar los agudos más transitorios para que no se pierdan y salgan a la luz. Para entender cómo funciona, hay que pensar en una curva tonal variable que cambia según la posición en la que situemos el control. Cuanto más se sube (más se abre hacia la derecha), más se realzan unos puntos concretos de frecuencias, sobre todo graves y agudas, cuyo corte está establecido en frecuencias diferentes a las de la ecualización convencional.
El punto dulce para muchos usuarios que recomienda SWR, y para mí también porque así lo pude constatar en la prueba, es en torno a la posición de las “2 en punto”, donde se consiguen unos graves fundamentales poderosos y unos agudos nítidos y muy perceptibles. Más allá de esta posición los medios se enmascaran demasiado, haciéndose el efecto excesivamente pronunciado.
Y llegamos al bloque de la ecualización propiamente dicha, el corazón nuclear para que el sonido tome un tono u otro. Aquí nos encontramos con 2 válvulas 12AX7, que confieren buena parte de la personalidad tonal a este preamplificador, capaces de imprimir un carácter especial, cálido y claro a la vez, cuando se ponen a trabajar mediante la ecualización. Es en estos controles donde reside la máxima versatilidad para dar color a nuestro sonido de bajo, pero hay que llevar mucho cuidado. ¿Por qué? Muy sencillo: porque estamos ante un arma tan poderosa que si no la utilizamos bien puede volverse en nuestra contra.
Los controles de Graves (“Bass”) y Agudos (“Treble”), situados en los extremos de la sección, son de gran sensibilidad, ejerciendo un recorrido de recorte/realce de sus respectivos espectros de frecuencias que abarca desde los -15dB hasta los +15dB. Pero donde radica la complejidad, y por tanto las casi infinitas posibilidades, es en los tres controles semiparamétricos de medios, con los cuales se puede intervenir en las bandas de medios-graves (“Low”), medios-medios (“Mid”) y medios-agudos (“High”), seleccionando la frecuencia de actuación de cada uno de ellos y el nivel de realce o recorte mediante controles concéntricos. Esto significa poder matizar estupendamente los graves más alejados de las frecuencias de retumbe, los medios más centrales, aquellos que pertenecen a las frecuencias que mejor se abren paso en la mezcla, y los agudos más lejanos de las frecuencias de tintineo. Experimentar con todos estos controles es un deber, hasta encontrar lo que queremos (que estará “ahí” con toda seguridad), pero hay que tener paciencia y moverse por las variaciones a ritmo lento y sin brusquedades, porque su capacidad de cambio es tan grande que podemos desplazarnos a terrenos sonoros poco útiles si no maniobramos con cautela.
En más de una ocasión le hemos oído (o leído) decir al propio Marcus Miller que no entender ni saber manejar las frecuencias medias es la fórmula segura de arruinar un sonido. Todo el bloque de ecualización descrito puede activarse o desactivarse mediante un botón interruptor de “bypass” o por medio del pedal incluido que activa/desactiva aquellas funciones que también pueden activarse/desactivarse con botones en el panel frontal.
Compresión
Pasemos ahora al compresor. La compresión es otro de los elementos claves en la conformación de un sonido, y se diferencia de la ecualización en que en vez de afectar al tono afecta a la dinámica. Un compresor, básicamente, lo que hace es recoger la energía sonora de una nota y redistribuirla. Por ejemplo, si tocamos con una gran dinámica, es decir con gran diferencia de intensidad entre las notas tocadas con más fuerza y las tocadas con menos fuerza, el compresor recoge la energía inicial que siempre se encuentra en el ataque de la nota y “traspasa” la energía sobrante a la parte final de la nota, donde por naturaleza el sonido decae. El resultado es que las notas se igualan entre sí, evitando los picos y altibajos, obteniendo una mayor uniformidad en el sonido y elevando el “sustain” gracias a esa redistribución de energía que consigue que la nota sea similar en su inicio y en su término, alargando la “vida” sonora de la nota hasta que se extingue su sonido. Dicho así parece jauja, pero obtener el rendimiento óptimo de un compresor requiere mucha destreza en su manejo y, por supuesto, calidad intrínseca en el propio compresor. El compresor de este preamplificador nada tiene que envidiar a los compresores profesionales de alta calidad de los estudios, con lo que puedes estar bien tranquilo en cuanto a su prestaciones. Ahora sólo falta que cada cual se trabaje su sonido con la dosis de compresión que le guste, si es que eres de los que lo utilizan. Muchos bajistas no quieren ni oír hablar de compresores, pero estoy seguro de que una buena parte de ellos lo hacen más por desconocimiento de sus posibilidades que por convencimiento.
Sería muy largo ahora detenerse en este artículo sobre cómo acometer las posibilidades de un compresor usado con un bajo (quizás merezca un artículo por sí solo el tema en un futuro número de BAJOS Y BAJISTAS), pero es importante mencionar que cuenta con los controles de “Threshold” (umbral de intensidad de volumen a partir del cual empieza a actuar el compresor), “Ratio” (relación de dBs en la que se reduce la señal de salida con respecto a la señal de entrada que sobrepasa el umbral), “Attack” (gradúa el tiempo que tarda en actuar el compresor desde el inicio de la nota, o dicho de otro modo cuánto queremos quitar del principio de la nota) y “Release” (gradúa el tiempo que tarda el desaparecer el efecto de compresión antes de traspasar el umbral establecido). Al igual que con la ecualización, requiere mucha experimentación y nunca ajustes extremos.
Por último, la actuación del compresor es elegible mediante un botón que sitúa la compresión antes o después de la EQ, lo cual tiene también una notable incidencia en el resultado final del sonido. Otro campo más a experimentar y a elegir según los gustos de cada cual y otra muestra más de la extrema versatilidad de este preamplificador de SWR. También puede activarse o desactivarse en el panel frontal o en el pedal de control.
Importante decir que es un compresor diseñado y concebido especialmente para actuar sobre el sonido del bajo, no como los compresores habituales de los estudios que son “todoterreno”, así que para quienes la compresión sea importante en su sonido, o para quienes quieran adentrarse en estas lides, este preamplificador ya merece la pena aunque sea solamente para utilizar el compresor.
“Boost”, mezcla de efectos y volumen general
Para terminar con esta abrumadora cascada de posibilidades, pasamos ahora a la sección “Boost”, de excelente utilidad para solos, ya que su función es realzar el volumen. Se activa/desactiva mediante el correspondiente botón o vía el pedal de control, que será lo más habitual cuando estemos tocando en directo, para así realzar un pasaje o fragmento solista del bajo. Además le han añadido una guinda sorprendente al pastel en forma de control concéntrico, pudiendo también regularse si incorporamos más o menos compresión a esta función de realce, dado que la compresión aumenta el sustain, algo muy atractivo en un sonido solista.
Un control de mezcla para el lazo de efectos externos que se pueden conectar al preamplificador (“Efx Blend”) y un volumen general (“Master”) completan los mandos y secciones del panel frontal.
Panel posterior
El panel posterior es mucho más “previsible” aunque también nos guarda alguna que otra sorpresa interesante, porque lo tiene todo y más. Cuenta con los típicos jacks de envío/retorno para lazo de efectos, salida directa para conectar un afinador y otro jack para la conexión del pedal de control que activa/desactiva el intensificador de graves, la EQ, el compresor y el “boost”.
Donde radica lo más excelente es en el desdoblamiento de dos salidas balanceadas XLR, una para el envío de señal a una etapa de potencia y la otra para actuar como caja de inyección directa de altísima calidad. Veamos cada una.
Hasta ahora no lo habíamos mencionado por tratarse de una obviedad, pero hay que recordar que el SWR Marcus Miller Preamp se trata de un preamplificador exclusivamente, por lo que necesita imprescindiblemente ser conectado a una etapa de potencia o, en su defecto, a la sección de potencia de un amplificador que permita la entrada sorteando su propio preamplificador incorporado (ciertos modelos de alta gama de algunas marcas lo permiten). Recomendamos la etapa POWER 750 de SWR, con la que nosotros hicimos la prueba y que han sido diseñados el uno para el otro. No os podéis ni imaginar cómo se suena con semejante tralla y el cúmulo posibilidades del preamp. Para ello, para cumplir con los requerimientos de impedancia necesarios para conectar a una etapa de potencia, está diseñada esta salida que presenta dos modalidades de conector: XLR balanceado o Jack ¼” sin balancear.
En lo que a la salida como caja de inyección directa respecta también se puede optar por un conector balanceado XLR o un jack sin balancear. Esta salida, que SWR denomina “Tube DI” porque las válvulas del previo intervienen en su específico circuito de salida, hará las delicias de ingenieros de grabación y técnicos de directo, ya que recibirán en su consola una señal cálida y de gran riqueza sonora y calidad tonal gracias a la exquisitez de las válvulas. Existe la posibilidad de configurarla como pre, post o afectada por el compresor. El nivel de salida es configurable mediante un control. Y por supuesto, cero ruido.
Y el rizo se riza con una tercera entrada (ya hemos mencionado las 2 del panel frontal) cuya sensibilidad de entrada está diseñada para la conexión del bajo a través de un sistema inalámbrico. ¡Toma ya lujo asiático, aunque esté fabricado en USA!
Conclusiones
Poco queda por decir, me parece, a estas alturas. No es un aparato sencillo, pero tampoco alcanzar la excelencia lo es. Si estás dispuesto a invertir un poco de dinero y un cierto tiempo en tu sonido, busca este previo en tu tienda habitual y pruébalo tranquilo. El dinero se te olvidará en cuanto lo escuches y el tiempo no será un obstáculo porque disfrutarás cada minuto, cada hora, cada día que pases investigando y acercándote a ese tono de bajo que tantas veces has imaginado y al que aún no has conseguido llegar. No es magia, es simplemente un trabajo de ingeniería impecable hecho por una marca de larguísima trayectoria de calidad y orientado por uno de los más grandes (¡si no el más!) bajistas de la historia, el señor Marcus Miller.
Jerry Barrios
0 comentarios en
Deja tu comentario