Soporte de micro para contrabajo
A veces los mejores inventos no salen de un laboratorio o de un taller lleno de investigadores, sino de la mente de un músico que ha tenido que buscarse la vida para solucionarse la misma. Hemos visto esto en numerosas ocasiones y este genial accesorio que hoy os presentamos es uno de esos casos.
Los contrabajistas siempre estamos buscando el modo de hacer que nuestro instrumento se escuche del modo más fiel posible. Nuestro sueño es lograr que la audiencia disfrute del mismo sonido que escuchamos nosotros cuando tocamos el instrumento a pelo en casa o en el estudio.
Sin embargo ya sabes que esa no es una tarea fácil en absoluto. Hoy en día existen infinidad de sistemas de captación de sonido, desde las típicas pastillas piezo eléctricas (Fishman, David Gage, etc.) hasta las magnéticas (Schaller, Krivo) o sistemas de micros de contacto (LARS, Schertler, Ischell, etc.).
En mayor o en menor medida todos estos sistemas son eficaces a la hora de permitir amplificar el sonido de nuestro instrumento, pero lo cierto es que quizás con la excepción del sistema LARS, que es el más natural, el sonido que escuchamos en el ampli deja mucho que desear ya que se convierte en una versión desdibujada, comprimida y nasal de lo que realmente produce acústicamente el contrabajo.
La solución de toda la vida para conseguir un sonido natural ha sido usar un micrófono (nada como eso para capturar el sonido real del contra). Sin embargo usar un micrófono tiene una serie de desventajas como que en realidad el micro lo puedes mandar a la P.A. pero no escucharlo por el ampli o monitores porque se va a acoplar con seguridad.
Además los micrófonos especializados en contrabajo como el DPA 4099 con sus sistema especial de montaje son caros y delicados.
Llegados a este punto, y seguramente movidos por la necesidad (o la casualidad), algunos contrabajistas han descubierto que un micrófono dinámico de toda la vida puede ser la mejor solución. Si consigues situarlo lo suficientemente cerca de la tapa o de las “efes”, resulta que tienes un sonido súper natural que además funciona mejor en escenarios porque tiende a acoplarse menos que un condensador.
Es cierto que se sacrifica un poco del detalle que un buen condensador nos ofrece en estudio, pero estamos hablando de un uso en directo, donde prima la resistencia al acople y donde al fin y al cabo, ese sonido más directo y con mucho punch que recoge un dinámico va a jugar a nuestro favor a la hora de sonorizar el contra y poder escucharnos con naturalidad.
Y tras esta larga introducción empezamos a hablar de este invento que ha salido de la cabeza del contrabajista Josemi Garzón y que ha denominado “JMG Sound Machine”.
Como puedes ver en las fotos, consiste en un sistema para poder montar un micro de tu elección de modo que esté siempre a una distancia constante de la tapa del instrumento independientemente de que te gires o te muevas en el escenario.
Se trata de un producto totalmente artesanal y que se nota que se ha hecho con cariño y con el conocimiento que da la experiencia.
El sistema está construido en madera de abeto teñido y se engancha en el cordal del contrabajo aprovechando los agujeros del mismo, llevando el montaje apenas unos segundos apretando unas palomillas.
Unas piezas de cuero impiden que la pieza dañe o marque el cordal, al tiempo que evitan que haya vibraciones o resonancias indeseadas. De ahí sale un pequeño brazo que acaba en una pinza, que será donde instales el micrófono de tu elección.
Por defecto el sistema JMG viene con un sistema de gomas que permite que el micro quede en suspensión, minimizando así las vibraciones o impactos que el micro pudiera recoger. Es un sistema similar al que usan muchas pinzas de estudio tipo “araña” y permite poner un micro de condensador de formato pequeño (tipo “lápiz”) o bien un dinámico como el todoterreno SM57.
Una de las ventajas del sistema JMG Sound Machine es que queda firmemente agarrado al cordal pero al mismo tiempo es lo suficientemente poco invasivo como para que lo dejes instalado al guardar el contrabajo en su funda, quitando únicamente el micro.
Otra ventaja es que una vez localizas la posición idónea del micro, esta se mantiene constante, de modo que si te giras o incluso te mueves un poco en el escenario, no cambiará el sonido.
En las pruebas que hemos hecho hemos obtenido resultados excelentes tanto usando micros de condensador como dinámicos, aunque si quieres pasar la señal del micro por monitores o a través de un ampli equipado con entrada de micro (y alimentación Phantom en el caso de usar un condensador), la opción del dinámico resulta más efectiva por la mayor resistencia al acople.
Lógicamente esto es compatible con el uso de algún tipo de pastilla. En nuestro caso, la combinación de la LARS y un micro nos parece ideal.
La LARS la puedes pasar por ampli/monitores sin riesgo de acoples y disfrutar de un sonido súper natural, al tiempo que mandas el micro al técnico de sonido para que lo use por fuera en combinación con la LARS. Hemos hecho esa combinación durante una semana en un musical con una pequeña orquesta y coros de más de 200 niños y el resultado no podría haber sido mejor (siendo esta una situación muy exigente de sonorizar).
En resumen, uno de esos pequeños grandes inventos que vienen a facilitarnos mucho la vida a los contrabajistas y que se convierten en imprescindibles desde el primer momento.
Pruébalo y seguramente decidirás montar uno en tu contrabajo para siempre.
Joaquín García
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