Sadowsky Metro RV4 Will Lee Model
Desde 1979 que Roger Sadowsky se trasladó a Nueva York para instalarse por su cuenta, ha trabajado para los más grandes bajistas de la escena norteamericana, como es el caso de Marcus Miller, Will Lee, Tal Wilkenfeld y un largo etcétera que sería imposible enumerar aquí. Primero empezó haciendo mejoras sobre bajos vintage que le llegaban de todo el país: sustitución o reparación de trastes, nivelación de diapasones, ajustes sobre bajos que parecían deshauciados e incorporación de previos activos que hacían a los bajos revivir. En 1982 dio el salto y comenzó a fabricar su propia línea de instrumentos de inspiración claramente fenderiana, pero incorporando todas las mejoras y modernizaciones que él mismo había estado aplicando sobre bajos Fender durante años.
Nacían unos instrumentos de exquisita calidad, con una construcción impecable y que encarnaban lo mejor de los bajos Fender de toda la vida junto con una serie de notables avances fruto de la evolución y de su meticuloso trabajo.
Bastantes años después, se produjo otro paso hacia delante que ha permitido que muchos bajistas puedan disfrutar de estos instrumentos impresionantes a un precio más asequible que lo que hay que desembolsar para adquirir un bajo Sadowsky fabricado en su taller de Nueva York. Estamos hablando de la serie Metro, fabricada en Japón y que responde a idénticas características de calidad y construcción que sus bajos fabricados en U.S.A. con la única diferencia sustancial de que hay una considerable limitación a la hora de elegir colores y prácticamente sin posibilidad de incluir ningún extra en el pedido. Al frente de su taller en Tokyo, tan pequeño y artesanal como el de Nueva York, está Yoshi Kikuchi, que trabajó con Roger durante muchos años y ahora recrea sus conocimientos y habilidades al frente de la serie Metro.
En todos estos años, jamás Sadowsky se había decidido a construir un modelo de los llamados “signature” referenciados y avalados por un artista. Su filosofía siempre fue muy clara: seguir mejorando sus modelos, refinándolos hasta lo imposible, pero sin introducir ningún cambio ni hacer ninguna concesión que no respondiese a estudiadísimos y contrastados avances en busca de la perfección. Esto es algo que él había declarado con rotundidad en muchas ocasiones.
Pero el caso de Will Lee es diferente. Ambos son viejos amigos desde hace muchísimo tiempo y su relación profesional es la que ha terminado dando como consecuencia el instrumento que ahora tenemos en nuestras manos. Como dice Roger en su página web, “este bajo empezó a diseñarse desde que le hice el primer bajo a Will, allá por 1982”.
Will Lee es uno de los bajistas americanos con más oficio, que ha tocado en discos y directos de incontables estrellas del pop, del rock y del jazz en los últimos 30 años, además de ser, sin duda, el bajista del mundo más visto en televisión gracias a su intervención desde principios de los 80 en el grupo que toca en directo en uno de los programas con más audiencia de los Estados Unidos: “Late Night with David Letterman”. Como no se trata de convertir esta “review” en una biografía de Will Lee, os recomendamos que os deis una vuelta por www.willlee.com o por www.thefabfaux.com como páginas de referencia sobre el personaje. Además, desde aquí te anticipamos que muy pronto publicaremos una entrevista con él en Bajos y Bajistas.
Construcción
El bajo que finalmente ha salido al mercado como Modelo Will Lee es exactamente el bajo que, a base de sutiles modificaciones, pequeños cambios y pruebas extensas sobre la electrónica, ha terminado siendo el bajo que Will utiliza desde hace algunos años. Primeramente empezaron a construirse los modelos NYC en su taller de Nueva York, para unos meses más tarde, hacerse extensiva la producción a la serie Metro en el taller de Tokyo, serie al que pertence el bajo que hoy analizamos.
Nada más abrir el estuche ya impresiona por su acabado a simple vista, que desprende calidad por los cuatro costados. El tono y el brillo del acabado en color Candy Apple Red es uno de los más bonitos que jamás hemos visto, y su combinación estética con el golpeador blanco y el diapasón de palosanto de inmediato nos transportan a una estética vintage… aunque algo casi de manera inconsciente nos insinúa que en ese bajo hay también mucha tecnología de vanguardia.
El instrumento tiene muchos elementos comunes con el modelo Vintage 4 J-bass, hasta el punto de parecer uno de ellos a primera vista, puesto que es el modelo del que deriva, pero ahora iremos desgranando las sustanciales diferencias que los distinguen.
Si empezamos por “arriba”, la cejuela es más estrecha que ningún otro bajo fabricado por Sadowsky. Su medida es de 1,45” cuando la medida estándar de un Jazz Bass, y de los restantes modelos de 4 cuerdas de la marca, es de 1,52”. La razón de esta modificación es que por las manos de Will Lee han pasado un buen número de Fender antiguos con estas medidas reducidas, algo que al parecer era relativamente frecuente de encontrar en los “viejos tiempos” y siempre se sintió más cómodo con ese tipo de mástiles estrechos. Por tanto, en los muchos bajos que Roger ha construido para él en los casi 30 años de relación, se fueron probando distintas anchuras de mástil hasta dar por buena la que este modelo nos presenta.
Will Lee quería aumentar las posibilidades en el registro de graves y para eso eligió la incorporación de un Hipshot D-Tuner que le permite el cambio de afinación de MI a RE en la 4ª cuerda instantáneamente.
Otra de las modificaciones sustanciales es el número de trastes, que en este modelo es de 22, en lugar de los 21 tradicionales de los modelos Vintage de Sadowsky. Al parecer Will también quería disponer de mayor registro en lo más agudo del diapasón y se hizo un planteamiento preliminar de alcanzar los 24 trastes. Pero con las pastillas colocadas en la posición tradicional de Fender en los 60, eso suponía dejar muy poco espacio entre la pastilla de mástil y el final del diapasón, dificultando mucho las maniobras de slap y más aún con el cubre pastilla métalico puesto, algo que a Will Lee le gusta habitualmente llevar en su bajo. Así que finalmente se optó por 22 trastes, que está a medio camino entre los 24 pretendidos y los 20 de un Jazz Bass tradicional. Para que la facilidad de acceso a ese traste extra sea igual en este modelo que en cualquier otro Sadowsky Vintage, el hueco del cuerno inferior del cuerpo es ligeramente más profundo.
Una vez enumeradas las especificaciones diferenciadoras de este modelo en lo que a construcción se refiere, falta por decir que el resto de las características constructivas son las habituales de la marca, que hacen las delicias de quien tienen la oportunidad de tocar con un Sadowsky: cuerpo de aliso tipo Jazz Bass, de tamaño algo más pequeño que los clásicos de Fender; mástil de arce duro atornillado al cuerpo, con un acabado satinado muy fino para que pueda transpirar la madera y transmitir en su totalidad las vibraciones recibidas; diapasón de morado (una variante del palosanto que Sadowsky utiliza en sus bajos Metro), con un radio de 12”, lo que traducido al tacto es de una sensación muy plana, muy poco curvado; y trastes de tamaño medio perfectamente ensamblados.
El resto del hardware, puente y clavijeros son los habituales de Sadowsky.
Electrónica y sonido
Pasemos ahora a otros de los puntos clave, tanto de este modelo como de todos los bajos Sadowsky: la electrónica.
Evidentemente cualquier afirmación en este sentido es opinable y por supuesto discrepable, pero somos muchos los bajistas que pensamos que la electrónica de los bajos Sadowsky es sencillamente la mejor del mundo. Y en especial su previo, que desde que Marcus Miller lo eligió para instalarlo en su ya mítico Fender Jazz Bass del 77, no ha dejado de ganar adeptos y de ser una de las piedras angulares de su fama como marca.
Las pastillas del modelo Will Lee son “single coil”, en contraste con las que normalmente montan de serie los bajos de la serie Metro, que son las “hum cancelling”. Las “single coil” son indudablemente las “auténticas” en lo que a términos de comparación con las pastillas de los Fender vintage se refiere. Las que mejor suenan, las más cálidas y redondas, las de sonoridad más completa en definitiva, pero también las que pueden presentar algún problema de ruido, sobre todo si no están abiertas ambas a tope a la vez para cancelar el cruce de los ciclos. Las “hum cancelling” de Sadowsky suenan muy, muy bien, casi como las “single coil” y sin ningún riesgo de ruido, pero las “single coil” tiene un puntito especial, algo así como el jamón ibérico de bellota (las “singles”) si se compara con el jamón ibérico de recebo (las “hums”).
Ahora bien, probado el bajo en distintos amplis y en tres entornos diferentes (local de ensayo, escenario y casa) en ningún caso tuvimos ningún problema de ruido. Ni con las luces del escenario (¡que les pregunten a muchos usuarios de Fender Jazz Bass de los 60 lo que salía por su ampli en cuanto las luces del escenario se encendían y empezaba la inducción sobre las pastillas de bobina simple!), ni con la toma de tierra más que deficiente de mi casa, un edificio de 5 plantas con más años que el fútbol. Si acaso aquí, cuando enfrenté a poca distancia el bajo con el ampli a volumen alto y sin las manos puestas sobre las cuerdas, pude percibir una ligerísima aparición de murmullo, algo prácticamente inapreciable si no es en silencio total y buscándolo con el oído. Así que nuestra más absoluta bendición para las “single coils” que monta este bajo.
Y llegamos al santo grial de los bajos de Sadowsky: su previo interno. El previo de Sadowsky, de 2 bandas configurado en volumen/balance/tono pasivo/agudos y graves concéntricos, es una maravilla. Nosotros comenzamos enchufándolo al ampli en pasivo (el pote de tono pasivo también sirve de conmutador activo/pasivo sacándolo hacia fuera), para poder apreciar su tono natural. Después de un rato de empaparnos de su tonalidad redonda y cálida, como corresponde a la combinación cuerpo de aliso y diapasón de palosanto, conectamos el previo y empezamos a enriquecer y engordar el sonido subiendo los graves y los agudos poco a poco. Se trata de un previo de realce, con lo cual no tiene la ecualización un punto central desde el que realzar o recortar las frecuencias, sino que hay que partir de la ecualización cerrada e ir abriendo poco a poco hasta encontrar nuestro punto dulce. ¡Que maravilla! El sonido se moldea como plastelina, hallando siempre lo que busquemos, graves profundos, agudos limpios y cristalinos, pegada pero sin ninguna estridencia…
Muchos son los bajistas, y yo me encuentro entre ellos, que afirman que para que un bajo activo respete el carácter vintage de su sonido tiene que tener un previo de dos bandas, que en cuanto se meten los medios por “en medio” -inevitable la redundancia- el sonido se moderniza y se traslada a otros parámetros sonoros, ni mejores ni peores, simplemente distintos. Y esa ha sido la creencia firme de Roger Sadowsky durante todos los años de profesión… ¡hasta que llegó Will Lee y le pidió que le hiciera una concesión!
Y esa concesión es simplemente que su bajo tuviera la posibilidad de realzar los medios. Cuenta Roger Sadowsky que, hace muchos años, Will le trasladó la reivindicación de que su sonido pudiese tener algo de mayor presencia en las frecuencias medias. Allá por los años 80 empezaron buscando cambiar el bobinado de las pastillas pero no le satisfizo lo que conseguían y no profundizaron en el intento. Pero al parecer en 2008 Will Lee volvió a la carga y esta vez decidieron que trabajarían sobre la ecualización. Llegaron a la conclusión de que el punto que Will buscaba era reforzar la frecuencia de los 500 Hz. Roger hizo muchas pruebas y en todas ellas comprobó que el hecho de variar cualquier parte del espectro de frecuencias de su previo afectaba a todas las demás frecuencias, que no se podían alterar ni los graves, ni los medios ni los agudos de manera independiente. Y eso era cambiar el previo que tanto éxito había significado para la marca. Y además no era lo que pretendía Will, porque el bajista neoyorkino no quería ni oir hablar de que los agudos y graves de ese previo cambiasen ni lo más mínimo. Desecharon varios prototipos de previos de 3 bandas y finalmente optaron por una solución que, una vez más, ha significado otro gran acierto de Sadowsky: mantener el previo tal y como es y adicionar un circuito de medios independiente “sobre” el circuito ya existente.
Así pues, ese pequeño “switch” situado entre los potes de balance y tono pasivo es un realzador de medios. Y no tardamos mucho en descubir que la solución decidida por esos dos genios es un gran acierto para mejorar lo que parecía inmejorable. El tono del bajo, ya de por sí espectacular y envolvente, adquiere un sutil matiz de pegada que además ayuda a concretar y a sobresalir en la mezcla. Cuando probamos el bajo en un ensayo, el sonido se hacía sitio aún mejor entre el resto de los instrumentos cada vez que activábamos el switch. Y cuando lo probamos en un bolo sobre el escenario tuvimos la misma sensación. Pensad siempre que estamos hablando de matices, ya que es un efecto más perceptible cuando se toca con otros instrumentos que cuando se toca solo. En la prueba que hice en casa era menos notable la ganancia en medios, seguramente porque era menos necesaria. Pero en un entorno de banda es como si el sonido del bajo encontrase un sitio para acomodarse plácidamente en una frecuencia “donde no están los demás”.
Originalmente el bajo sale de Japón con el realce fijado en la frecuencia de 500 Hz, que es la especificación estándar requerida por Will Lee, pero la cosa no se queda ahí, ya que en la cavidad que el bajo tiene para su circuitería se puede variar esta frecuencia a 800 Hz y también se puede elegir entre una Q (la amplitud de la curva de la campana para esa frecuencia) más ancha o más estrecha mediante interruptores internos que permiten seleccionar la configuración preferida.
Y por si fuera poco, también en la cavidad para los circuitos de la parte posterior existen dos pequeños potenciometros, uno que permite ajustar la cantidad de realce que se aplica sobre los medios al activar el “switch” externo y el otro que permite ajustar el nivel de ganancia general cuando se activa el “switch” externo, de modo que se pueda recortar un poco para compensar la subida de ganancia al reforzar los medios y así poder mantener un nivel de volumen de salida constante al activar/desactivar el realce de medios.
Tuvimos que emplear mucho tiempo de experimentación hasta que fuimos haciéndonos a la idea de todas las variaciones tonales que podíamos conseguir en los medios con la combinación de todos estos elementos. Y cuanto más lo utilizamos más nos gustó, aunque ya te anticipamos que encontrar el punto adecuado es cuestión de gustos personales. Es más, es posible que a los más puristas y enamorados del sonido Sadowsky todo esto les pueda parecer una desviación poco recomendable. ¡Para gustos, los colores!
La mayoria del tiempo estuvimos tocando con el realce de medios activado tal y como viene de origen (500Hz y Q ancha) y una leve apertura en los controles de graves y agudos y podemos asegurarte que es imposible disfrutar más. Jugando con el interruptor del realce de medios también conseguimos resolver un problema habitual de los bajistas cuando llega un pasaje en el que hay que sobresalir o abordar un solo. Con el realce de medios desactivado, tocando el bajo en su configuración habitual de previo de 2 bandas, que ya suena cosa fina, llegado el momento de nuestro protagonismo en la canción solamente tuvimos que activar el interruptor y de forma inmediata adquirimos más volumen, más mordiente, más pegada, todo en un solo movimiento.
Conclusiones
Casi nada queda ya por decir. Me gustaría aclarar que el modelo Will Lee no es un Sadowsky que mejora a los restantes modelos de Sadowsky, sino que sencillamente se trata de un Sadowsky con otras características (eso sí, muy matizadas y sutiles, que el bajo no deja de ser un puro Sadowsky por eso), para quien las necesite o las quiera.
Cómodo de tocar, con una acción super baja, estable en afinación, un sonido espectacular, un cuidadísimo acabado, un peso muy contenido (4,5 kilos), este bajo es una gozada. Y tenemos que agradecerle al señor Will Lee que haya sido capaz de inspirar a un luthier que se ha resistido durante toda su trayectoria a fabricar un bajo con el nombre de un bajista, porque el resultado merece la pena.
Roger Sadowsky siempre se ha jactado de decir que sus bajos no son para bajistas solistas sino para bajistas de banda y, sinceramente, no se nos ocurre mejor compañero de proyecto que Will Lee para estos menesteres. ¡Gracias a los dos!
Jerry García
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