Reggie Hamilton entrevista en español
Es el paradigma de bajista versátil, un freelance de alto vuelo que interpreta con la misma destreza un pasaje clásico, un jazz standard, un hip-hop, música country o trabaja en la banda sonora de una producción para Hollywood. En todos los casos entrega su dosis de feel desde lo más sensible a lo más duro. Compartimos una agradable comida oriental y aprovechamos para charlar con él.
Comenzaste a tocar a los 11 años. ¿Qué instrumento?
Mi primer instrumento fue la guitarra. Mi madre me compró una guitarra a los 5 años, se la compró a un yonki en Nueva York por 15 dólares. A los 17 me dieron clases durante una temporada. En Nueva York se comenzaron a impartir clases de guitarra por primera vez en escuelas primarias así que todo el mundo tocaba guitarra, el bajo nadie lo tocaba. Escuché su sonido y me gustó muchísimo, así que me cambié al bajo. Ninguno de mis amigos guitarristas de aquella época es profesional.
Entonces ¿Cuándo te diste cuenta de que podías ser bajista profesional?
Supe que viviría de la música a los 12 años.
¿Cómo?
¡Porque los niños son tontos! Digamos que tienen su creatividad muy abierta. Si un niño cree que va a ser el primer hombre en la Luna y nadie le dice que eso no es posible, él lo va a seguir intentando. Siempre les digo a mis hijos que pueden llegar a ser lo que quieran. Cuando les digo que pueden hacer algo, aunque realmente no puedan, ellos piensan que sí. Mi madre nunca me dijo que no sería bueno, simplemente no decía nada.
¿Tuviste educación formal?
Tuve profesores privados. Me concedieron una beca para la universidad, pero la misma gente con la que yo trabajaba por las noches era la que daba clases allí, así que ¿Para qué iba a pagar para que me dieran clases? Yo trabajaba 4 veces más que ellos. Estudiaba a partir de escuchar. La bajista de Joe Henderson y Defunkt, Kim Clarke, fue mi primera profesora. Luego un amigo mío, Craig Thomas después Neil Courtney de la Philadelphia Orchestra me enseñó durante año y medio. Estuve otro año con Dennis Sandole, quién enseño a John Coltrane. Ojala hubiera estado más con él, pero estuve el tiempo suficiente como para saber cómo fastidiarla. Intentaba pasar el tiempo con toda la gente que podía… Fred Tinsley de la LA Phil, mi amigo de París Vincent Pasquier, Chris Hanulik también de la LA Phil… clases de piano… siempre que puedes estudiar, cualquier oportunidad es una gran oportunidad.
¿Sentiste vértigo ante tu primer gran gira?
Nunca lo he tenido. Primero hacía giras de Jazz, pero mi primer tour de pop fue con este artista New Age llamado Kitaro, era muy conocido en varios lugares, fue interesante. Dejé ese proyecto y me uní a Johnny Gill, que por aquel entonces era enorme, tocába- mos para 18.000-20.000 personas.
En términos comerciales, de los tours más grandes que he hecho podría ser el de Seal, acababa de salir “Kiss from a Rose”, tocábamos en recintos muy grandes y consiguió el galardón de Canción del Año, Mejor Artista Masculino, 3 Grammys, un MTV Unplugged, escribí una canción para su siguiente dis- co. Nos agradeció en directo por televisión nuestra colaboración como banda y fue bonito como 40 millones de personas supieron quienes éramos.
La audiencia más grande fue con Johnny Hollyday, tocamos tras la Torre Eiffel ante 1.100.000 personas y trabajábamos continuamente en recintos muy grandes. El Stade de France con 85.000 colgando el cartel de “Sin entradas” durante 3 días seguidos. Una de esas noches se tuvo que cancelar por mal tiempo ya que el seguro no estaba en regla. Lo volvieron a programar para otra noche, ya con seguro y esa noche hubo una gran tormenta, pero tocamos bajo la lluvia. Probablemente es el mejor concierto que he hecho jamás. Teníamos una orquesta de 60 personas, un coro de 400, una banda de 17 miembros, 5 coristas, 17 artistas invitados.
¿No hubo problemas con tanta gente?
Bueno, con el sistema de cableado sí. Nosotros estábamos completamente empapados, pero fue genial.
Si tuvieras que trabajar con un bajista ¿Qué requisitos le demandarías?
Tendría que ser capaz de leer, tocar el contrabajo, bajo eléctrico, fretless, dominar varios estilos, tener un buen oído, gran sonido y estar dispuesto a cambiar. Debe tener talento y poder tocar con cualquiera. Estar deseando tomar riesgos cuando toca, aunque no lo haya tocado nunca y aprenderlo pronto.
¿Qué te pasa por la cabeza en el momento de solear?
Un profesor que tuve en la banda del instituto, Jill Brown, decía que cualquier cosa que aprendiera la olvidara en el escenario y tocara con el corazón. Todos los chicos tocaban de manera salvaje, sin melodía.
Cuando empecé a escuchar más y más, construía melodías a partir de mis solos, básicamente componiendo una canción en ese mismo momento, algo que la gente pueda recordar. Eso es lo que hago siempre, no he intentado ser técnico en mi vida. Hay muchos bajistas por ahí, muy buenos, pero ¡intenta cantar alguno de sus solos! muchas notas sin groove, sin dinámica, nada.
Marcus Miller nos contaba que hay dos clases de músicos: el músico y el que hace clinics en la NAMM…
¡Tiene toda la razón! Aunque él también tiene muchos clinics en la NAMM (risas).
¿Qué nos puedes contar sobre tu equipo?
He tenido y probado muchos bajos, hay gran cantidad de ellos en el mercado pero yo uso el Fender Reggie Hamilton Signature, normalmente un Custom y también un Upright que construí yo mismo y lo uso muchísimo, un fretless Custom Shop de 5 cuerdas con mi nombre también que un amigo mío me hizo hacer en su tienda, un RoadWorn Jazz modificado, otro Jazz del 67 para el estudio y directo.
De cabezales uso de 600 y 1.200W, pantallas de 8×10 y 6×10. También me gustan los 2×15 mucho. Uso un mix por línea en directo. Para bolos pequeños tengo un combo Fender de 600W. Para el Upright uso el nuevo Fender Rumble 350 1×12, es genial para contrabajo. El DI es un A- Designs llamado Reddi que he usado por 6 años, también sus pre-amps de micro, un compresor… Audio- Technica 40/50 a través del pre-amp de A-Designs. Grabo también mi contrabajo por ahí. Un Fishman BP100 en el puente y un micro Crown más un Pocket Blender que va a la Reddi, de ahí a un A-Designs mic pre-amp, directo al compresor. Grabo mi bajo eléctrico de manera similar.
¿Tienes técnico?
Sí, tengo uno, pero soy muy específico con todo.
¿Te consideras coleccionista?
Tengo cosas vintage, pero la mayoría los di o vendí muy barato. Tengo mi JazzBass del 67, un Gibson Ripper del 75, uno de los últimos con arce. Todos mis arcos son modernos, tengo un par franceses.
Tu relación con Fender es muy larga…
Estoy con ellos desde el 95, mi modelo Signature salió en 2001.
Según dicen, les has aportado mucho a la hora de progresar con nuevos sonidos…
Cuando llegué a Los Angeles empecé haciendo muchas sesiones, necesitaba 4 bajos para hacer todo el trabajo. Hice una sesión para Billy Idol y el ingeniero me estaba dando la tabarra porque no tenía un bajo pasivo. Fue curioso porque yo sustituí a uno, que sus- tituía a otro, y este a otro a su vez….a mí también me sustituyeron porque buscaban un sonido muy específico y ahí comprendí la importancia del sonido en la música. Quise hacer un bajo que me permitiera hacer lo que quisiera y necesitaba mucha variedad.
Puedo tocar muchos estilos muy bien pero no soy el mejor en ninguno, solo toco el bajo. Necesito un bajo que pueda ir conmigo a cualquier sitio. El Signature Reggie Hamilton tiene pastillas P Bass, pero no son las standard porque quería más armónicos en el mástil, un sonido parecido a un piano. Es también pasivo con todos los controles que necesitas, trastes vintage… Cuando no tocas en limpio se nota, así que a veces quiero tocar limpio, otras ocasiones sucio… tengo esa opción. Cuando está en modo activo mis frecuencias medias y agudas son diferentes a lo común. Al tener 21 trastes, movimos el puente y el sonido es diferente. Es como tener un Precision activo y pasivo y un JazzBass activo y pasivo en un único bajo.
¿Qué opinas de tus amplificadores?
El jefe custom de Fender, Petrillo, me invitó a trabajar con ellos. Tenían el 800 solid state y el 1.200 que es genial, así que nos sentamos y decidimos hacer un pre-amp mejorado de esos que la gente ya amaba. Dimos con el TBP-1 y también desarrollamos los nuevos 600 y 1.200. Los amplis suenan igual sin importar la distancia a la que te encuentres de ellos. Me encanta el sonido de mis amplis Fender, siempre es todo perfecto. Me encanta el Rumble, el combo… son muy ligeros.
José Manuel López
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