Markbass Little Mark III, Treveler 102P y Traveler 151P
Hace ya 10 años que Markbass irrumpió en el mercado con un revolucionario concepto en amplificación para bajo que se sustentaba en 5 pilares: bajo peso, mínimo tamaño posible, gran sonido, diseño atractivo y precios razonables. ¡Vaya 5 razones ganadoras para triunfar en el mercado! Y así ha sido, no podía ocurrir lo contrario. ¿Conocéis a algún bajista que le encante dejarse la espalda cargando equipo, transportar amplis y pantallas grandes que no caben en el coche, sonar mal, tener un equipo de estética vulgar o malgastar el dinero? La mezcla de ingredientes que Markbass introdujo en la cocktelera dio el resultado deseado, abriendo una importante brecha en el sector y acumulando un meteórico ascenso de ventas desde su nacimiento.
Hemos elegido una configuración de cabezal más dos pantallas para analizar en estas páginas. Igualmente podríamos haber escogido un combo de los muchos que tiene la marca en su gama de productos, o simplemente el cabezal o las pantallas sueltas, pero hemos preferido optar por la configuración más flexible, polivalente, completa y equiparable a un stack de los de toda la vida pero en formato súper manejable.
Cuando los bajistas nos compramos un equipo, la prioridad más absoluta en la que pensamos siempre es la necesidad de hacernos escuchar, de tener el volumen suficiente en el amplificador como para que la batería no nos tape o los guitarristas, la mayoría escandalosos de nacimiento, no nos sepulten con sus saturaciones, distorsiones, pedales de volumen y demás artilugios diabólicos de los que ellos usan. Pero dependiendo de que vayamos a tocar en el local del ensayo, en un escenario de sala pequeña, en un escenario de sala grande o en un gran escenario de festival, necesitaremos un amplificador con una potencia o con otra y tendremos suficiente con una determinada configuración de pantallas o con otra. Lo dicho, lo primero es el volumen al que vamos a ser capaces de sonar y después nos preocuparemos por la calidad, pero de poco nos sirve mucha calidad si no se escucha.
Por esa razón consideramos ideal una configuración consistente en un cabezal de 500 watts conjuntamente con una pantalla de 2 altavoces de 10” y otra con 1 altavoz de 15”. Las 3 piezas a pleno rendimiento pueden batirse el cobre en calidad y presión sonora (volumen de sonido) con cualquier “stack” típico de cabezal tocho más una 4 x10” y un 1 x 15”, la clásica combinación que durante muchos años ha constituido el no va más del los equipos para un bajista. Con esa configuración íbamos tan orgullosos a cualquier escenario, fuese del tamaño que fuese, con la seguridad de sonar sin complejos. Bueno, pues ahora podemos ir con la misma certeza y orgullo pero con muchos kilos y centímetros cúbicos de menos, gracias a Markbass. Y si el escenario y/o la sala son pequeños, pues para eso está la flexibilidad modular de las piezas: dejamos una de las 2 pantallas en casa y todavía mejor y más cómodo, sin sacrificar ni un ápice el sonido.
Little Mark III
¡Qué felicidad trabajar con un ampli que sin necesidad de decenas de controles, filtros y bandas de ecualización es capaz de sonar con calidad y ofrecernos versatilidad de la buena! Porque dos cosas llaman la atención en el contacto inicial con el Little Mark III: la primera que tiene pocos controles con los que complicarse la vida y la segunda que, en cuanto enchufas el bajo con todos los controles lineales, suena magníficamente desde el principio.
La prueba fue hecha con 2 bajos distintos, un Sadowsky USA de 4 cuerdas y un Elrick Gold E-volution de 5 cuerdas, y en 3 entornos diferentes (ensayo, bolo en garito y bolo en escenario de sala grande con capacidad para 500 personas, en los tres casos con banda de 2 guitarristas armados con Marshall y ENGL respectivamente y un batería de contundencia media con una Pearl también de tamaño intermedio).
En cualquiera de las situaciones y con cualquiera de los bajos, fue sencillísimo alcanzar el sonido deseado. Cuando un amplificador suena bien y sus posibilidades de ecualización son de calidad todo es muy fácil. Porque, amigos, no hay más misterios, esto no es ingeniería aeronáutica, sino música con instrumentos eléctricos donde nuestra banda y nuestros gustos podrán exigirnos más o menos graves, más o menos medios y más o menos agudos, pero en cuanto tenemos una amplificación que pone a nuestro bajo en su sitio, ya está, no hace falta más.
Y ese es el caso del Little Mark III. La ecualización se resume en graves, medios-graves, medios-agudos y agudos, además de un par de controles que a continuación explicaremos. No voy a convertir esta reseña en un despliegue técnico, incómodo para muchos, sobre las frecuencias de corte y los dbs de recorte y realce de cada control, ya que esos datos los podéis consultar sin problemas en la web de Markbass. Prefiero deciros que todos responden a la perfección, añaden o recortan lo que se espera de ellos en un amplificador de calidad y además es un lujo poder perfilar los medios gracias a la partición en 2 controles, medios-graves y medios-agudos.
Los otros dos controles que inciden sobre el tono del sonido son casi mágicos, porque prácticamente jugando con ellos se puede detallar el sonido dentro de un amplio abanico de posibilidades dejando los otros cuatro lineales al centro.
Uno es el VLE (Vintage Loudspeaker Emulator), que puesto en nuestro idioma quiere decir Emulador de Altavoz Clásico y que a su vez, puesto en el lenguaje común que hablamos los bajistas, lo que hace es recortar las frecuencias más altas a medida que se avanza en su recorrido, de modo que el sonido se va haciendo más redondo y denso a imagen y semejanza del sonido que despedían los amplis de los años 60 y 70 (efectivamente, estás pensando bien, ese sonido Ampeg ideal que todos hemos escuchado en cientos de discos y conciertos a lo largo de muchos años). Una especie de control de sobre los agudos más altos.
El otro es el VPF (Variable Pre-shape Filter), que significa en castellano Filtro con Preforma Variable y que no es otra cosa que la típica ecualización en V con realce de los graves y los agudos y recorte de los medios, lo que otras marcas denominan “contorno”. A medida que este control se sube, van desapareciendo los medios y aumentando por igual agudos y graves, lo cual lo convierte en una opción muy interesante para abrirse hueco en la mezcla y, si lo forzamos un poco más, para obtener unos tonos de slap brutales.
El resto de prestaciones en controles y conectores se distribuyen de la siguiente forma. En el panel frontal: una entrada única que sirve igual para bajos pasivos que activos (calibra tú mismo el nivel de entrada con el control de ganancia Gain); una entrada XLR balanceada para poder conectar a este cabezal un bajo acústico o un contrabajo (increíble pero cierto); un control de ganancia Gain que a medida que lo abres va aumentando la intensidad de la señal y a partir de un punto medio de su recorrido va saturando ligeramente el sonido para que puedas conseguir una excelente emulación del sonido a válvulas; un volumen maestro Master que abre y cierra la salida del sonido hacia los altavoces y que debes combinar con el control Gain para dotar del volumen y limpieza/saturación que desees o requieras en tu sonido; y por último un control para regular el nivel de la salida de línea (situada en el panel posterior). Completan el panel frontal un indicador luminoso de saturación del nivel de entrada de la señal, muy útil para no cargar a la sección del preamplificador con un excesivo peso que nos afee el sonido, y el interruptor de encendido/apagado.
En el panel posterior encontraremos las salidas para la conexión de las pantallas (una de ellas admite jack de ¼” y speakon al mismo tiempo y la otra solamente jack de ¼”), bucle de efectos con envío y retorno, salida para conectar un afinador, salida de línea balanceada XLR seleccionable pre o post EQ, conmutador de tierra y receptáculo para el cable de alimentación con fusible interno incorporado. De nuevo está todo lo que tiene que estar y no echamos en falta nada.
Pues así de simple. El sonido natural de este cabezal es limpio y directo, distinguible nota por nota con tremenda concreción y a partir de ahí puedes buscar lo que quieras porque lo encontrarás sin dificultad. Y todo en un formato que pesa 2,9 kilos, que ocupa tan poco que puedes llevarlo en la funda blanda de tu bajo, a nada que ésta tenga un bolsillo delantero generoso, que tiene un tono que nada ha de envidiar a otros cabezales mucho más caros y voluminosos y que libera una potencia de 500 watts a 4 ohms (con 2 pantallas de 8 ohms conectadas) o 300 watts a 8 ohms (con 1 pantalla de 8 ohms conectada), lo que le permite sonar desahogadamente a volumen muy alto. Basta con decir que en los contextos de prueba antes referidos, el binomio Gain/Master siempre se mantuvo en el primer tercio de su recorrido y nunca llegué a tener que pasar de la mitad, ni siquiera en el escenario grande en sala grande, donde necesitaba volumen abundante en el escenario ya que había un sistema de monitorización y un equipo de PA bastante justitos (con envío de la señal a la mesa desde la salida de línea del propio cabezal, por cierto si ningún problema de ruidos).
Si vuelvo a decir que suena como los grandes amplis pero en un formato minúsculo… ¿se notará mucho que me entusiasma este cabezal?
Traveler 102P
Vamos ahora con las pantallas. Aquí nos vamos a extender mucho menos porque lo que hay que decir se resume con rapidez. En primera instancia explicar que siempre hemos pensado que una configuración de pantallas ideal para obtener las mejores prestaciones de un cabezal y de un bajo a él conectado, es combinar altavoces de 10” y de 15”. Los primeros nos van a dar la pegada y la concreción y los segundos la profundidad de graves y mayor cuerpo en el sonido. Por ese motivo, nuestra primera elección para acompañar al Little Mark III fue una pantalla con 2 altavoces de 10”.
La Traveler 102P es una joya total. Con 2 altavoces de 10” de alto rendimiento y un peso de 15 kilos estamos ante una de las pantallas más premiadas de los últimos años. Esta pequeña bestia puede con todo, se puede colocar horizontal o vertical y es perfectamente capaz de asumir la responsabilidad de ser la compañera solitaria del Little Mark III en locales y escenarios no demasiado grandes. Al fin y al cabo, la suma del Little Mark III y la Traveler 102P es el equivalente a un combo de 300 watts 2×10 pero con la flexibilidad de poder llevar el cabezal en una funda al hombro y la pantalla tranquilamente en una mano sin esfuerzo alguno, así te quedará la otra libre para la cerveza, el cigarro o el soporte del bajo.
Construida con madera ultra ligera y montando altavoces de neodimio, el peso de esta pantalla es absolutamente sorprendente, pero también lo es su sonido, porque la evolución que ha experimentado esta nueva generación de altavoces es espectacular y han dejado de ser el futuro para ser el presente más rabioso.
Difícilmente echarás en falta nada en los altavoces de neodimio que monta Markbass en sus pantallas. Responden en frecuencias, responden en ataque, responden en transitorios y su tono es uniforme y definido. En particular, la Traveler 102P es una pantalla que, con su tweeter regulable, te permite situar el sonido de tu bajo donde quieras y con holgura (es capaz de manejar 400 watts). Si silencias el tweeter y pronuncias los graves en el amplificador, los tendrás en los altavoces. Si por el contrario buscas que los agudos tengan una presencia notable en tu sonido, abre a tu gusto el control variable del tweeter o aumenta agudos en el cabezal (interesante que pruebes a exagerar el control VPF) y también saldrán a raudales.
¿Te preocupa su pequeño tamaño? Pues quédate tranquilo, porque la supuesta carencia de espacio en la caja de resonancia está perfectamente suplida por su diseño ultra hermético que redirecciona la presión del aire hacia el puerto de graves situado en la parte inferior trasera de la caja y eso produce una dispersión y una apertura multidireccional de las bajas frecuencias, que hace que haya graves abundantes en el entorno de escucha de la pantalla. Así pues, sobresaliente para esta primera pantalla que asociamos al Little Mark III, aunque no olvidemos que su compañera y complemento ideal viene a continuación.
Traveler 151P
¿Una pantalla con un 15” que pesa 16,9 kilos, cabe en el maletero de la mayoría de los coches y suena como tiene que sonar un 15”? ¿Eso existe? Sí, la fabrica Markbass y se llama Traveler 151P.
Realmente todo lo dicho para la Traveler 102P es aplicable de nuevo. La Traveler 151P puede ser perfectamente la pantalla única con la que dotar de voz al Little Mark III, si antepones la profundidad de graves a la concreción y pegada de los altavoces de 10 pulgadas. Potencia para ello no te faltará, ya que también esta pantalla alcanza con holgura el manejo de 400 watts.
Con todas las características de diseño compartidas entre ambas pantallas (puerto de graves trasero, tweeter regulable, altavoces de neodimio, construcción con madera ultraligera, etc.), es simplemente cuestión de gustos o preferencias el que optes por un modelo o el otro como pantalla única con el cabezal. Quizás las circunstancias te lleven a decidir: el estilo de música, si vas a usar un bajo de 5 cuerdas y por tanto necesitas una respuesta más rica en graves, si el slap es parte importante de tu repertorio o por el contrario lo tuyo son las líneas de bajo muy ceñidas al bombo…
Pero sin duda lo óptimo es, siempre que puedas y quieras, combinar las dos y obtener lo mejor de ambos mundos. Es entonces cuando el Little Mark III libera todo su potencial y a los oídos nos llegan todos los registros de frecuencias empastados y en su máximo esplendor. Además no olvidemos que el cabezal otorga toda su potencia a 4 omhs, es decir con dos pantallas de 8 ohms conectadas, y eso se nota y mucho. Ambas pantallas se fabrican en 4 y 8 ohms, con objeto de que con una sola pantalla a 4 ohms se pueda obtener toda la potencia del amplificador, pero no es lo que recomendamos. Es mucho mejor utilizar dos pantallas de 8 ohms y volcar toda la capacidad del amplificador sobre ambas a la vez. Más margen de manejo de potencia y mucho mejor sonido.
Solamente nos queda concluir brevemente. No dejes pasar la oportunidad de probar el Little Mark III con las dos pantallas que hemos comentado en estas líneas. Estarás ante un equipo con un sonido muy, muy bueno, súper cómodo de transportar por su bajo peso y su tamaño pequeño y que se enmarca en un segmento de precio bastante razonable para estar hablando de un equipo de amplificación definitivo y válido para cubrir cualquier necesidad de estudio o escenario.
Jerry Barrios
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