Darkglass Microtubes Vintage review en español
Darkglass Microtubes Vintage es una compañía con una corta trayectoria en el mercado pero de intenso éxito. Hace tan solo unos años nació en Finlandia de la mano de Douglas Castro, bajista chileno afincado en el país escandinavo, y hoy es una de las más prestigiosas marcas entre los bajistas de todo el mundo en lo que a efectos de saturación y distorsión se refiere.
Y sin duda, la más de moda por lo que ha conseguido en innovación y en calidad. Sus pedales más afamados son el Microtubes B3K y el Microtubes B7K, pero sin embargo hemos optado por adentrarnos en el mundo de Darkglass empezando por el Microtubes Vintage, porque es el más sencillo y el de más reciente lanzamiento. Pero promesa queda por escrito de probar a fondo los dos anteriores.
Curiosamente, la compañía nació en Finlandia pero posteriormente Castro decidió trasladarla a U.S.A. porque allí podía conseguir un mayor control de calidad y abaratar los costes. El primer impulso es pensar que justo hizo todo lo contrario a lo que en la actualidad hacen los fabricantes, que es llevarse la producción a países donde la mano de obra es muy barata, pero es absolutamente lógico si partimos de la base de que es la excelencia el objetivo permanente de los productos de Darkglass. Todos sus pedales están hechos a mano individualmente, con lo que podemos perfectamente hablar de que se trata de pedales de boutique, y eso está reñido con macro fábricas y procesos de producción concebidos para el bajo coste.
En busca del santo grial
La saturación y su hermana mayor, la distorsión, han sido siempre un caballo de batalla para los bajistas. La inmensa mayoría de los pedales que existen en el mercado, y no son pocos, adolecen de pérdida de graves y profundidad en mayor o menor medida y eso es algo que los bajistas no solemos estar dispuestos a sacrificar.
En los tiempos musicalmente añorados de los años 60 y 70, la saturación se conseguía con recursos de guitarristas: dándole cera a la ganancia de los ampli- ficadores de válvulas, que por otro lado eran los únicos existentes entonces. Plagada está la historia de las grabaciones y discos con sonidos de bajo saturados, comprimidos, bajos que rugían. Baste citar a algunos de los grandes: Jack Bruce, John Paul Jones, John Entwistle, Mel Schacher o Noel Redding, como ejemplos de una larga lista. Pero los amplificadores de válvulas hoy apenas se ven en el mercado ni en los escenarios. ¿Por qué? La respuesta es muy sencilla. Veamos a continuación.
Una enormidad de bajistas desean poder obtener, bien de forma continuada o bien solamente en determinadas ocasiones, el sonido de un amplificador de válvulas, con todo lo que a él se asocia: tono caliente, un poco roto, compresión y saturación en mínima cantidad pero suficiente para sonar como un “peso pesado”. Sin embargo casi nadie está dispuesto a convivir con las desventajas de este tipo de amplis: gran tamaño, mayor peso, mantenimiento frecuente y costoso de las válvulas, potencia limitada, elevado precio de adquisición y poca versatilidad. Así que podemos decir que muchos añoran el sonido de las válvulas pero muy pocos añoran los amplis que lo producen.
Esta es la explicación a la proliferación en la última dé- cada de pedales o previos que buscan emular el sonido de las válvulas, para que cada cual los utilice cuando lo prefiera con su ampli y de este modo tener lo mejor de ambos mundos a la vez, a elección según el momento, tipo de música, etc. Claro está que, por definición y sentido común, ninguno de ellos consigue ofrecer lo mismo que un verdadero amplificador de válvulas, pero al final se trata de utilizar el que más se acerque, el que pueda transportarnos lo más cerca posible del original. Y el Microtubes Vintage de Darkglass es un firme candidato a ello.
Construcción y descripción
Tenerlo en la mano proporciona ya la primera sensación de calidad. Su carcasa metálica anodizada se revela como super dura y resistente, y por el contrario no es nada pesado, más bien parece que estuviese “hueco”. De tamaño reducido, presenta cuatro controles de plástico de diseño clásico para las cuatro funciones que definiremos a continuación (Level, Blend, Drive y Era). Entrada y salida en los laterales y pedal interruptor de activación/desactivación metálico y robusto completan el conjunto. Máxima sencillez, estética “vintage”, como corresponde a su propia concepción, y mucha magia en su interior con tan pocos mimbres aparentemente.
Vayamos uno por uno viendo para qué sirve cada control. “Level” es el control de nivel de la señal saturada; “Blend” permite mezclar con total precisión la cantidad de señal limpia (sin afectar por el pedal) y la cantidad de señal saturada que deseamos; “Drive” es el control que determina la ganancia del pedal, cumpliendo la misma función que habitualmente tiene el control “Gain” en los amplificadores con válvulas (incluso en los híbridos con válvula/s sólo en el preamplificador), y cuya respuesta es típicamente “a mayor ganancia, mayor saturación”; y por último “Era”, que es la gran novedad, el conejo de la chistera en este pedal, y en el que nos vamos a extender un poco más.
En la propia publicidad Darkglass, se pone el foco en especificar que este no es un pedal que emule a tal o cual amplificador, como es el caso de otros que suelen tener como referencia modelos míticos de Ampeg, Fender, Marshall, etc., sino que con él se pueden recrear muchos sonidos de muchos modelos de amplificadores de válvulas clásicos y de muchas otras épocas. Y el secreto está en el control “Era”, que como indica su propia denominación, permite “pasar” por muchas épocas o eras en su recorrido. Principalmente interactúa con el control “Drive”. Reza la página web del fabricante que con él puedes pasar del funky al punk en un abrir y cerrar de ojos y doy fe de que así es.
Importante resaltar que este pedal no puede recibir alimentación con pila, como sucede en la inmensa mayoría de los pedales de efectos desde siempre, sino exclusivamente con un alimentador de 9V que has de adquirir por separado. Esto me llamó poderosamente la atención, porque para muchos puede resultar incómodo o inconveniente tener que depender siempre de conectar el alimentador a la corriente, pero cuando indagué en la razón y vi que el fabricante lo hace como medida ecológica de ayuda al medio ambiente (las pilas no desechadas correctamente todos sabemos que son una fuente de contaminación), pasé de la sorpresa negativa a la comprensión y a la indulgencia por su valentía. Más de una venta le habrá costado esa decisión de responsabilidad medioambiental y aún así no le importa y no renuncia a sus convicciones.
Por último, en este capítulo descriptivo de las características del pedal, añadir que, como no podía ser de otra forma por calidad, la señal original no se altera ni una milésima cuando el pedal no está activado, dicho de otro modo, que es un verdadero True Bypass (no todos los que así se proclaman lo son). Es algo que comprobamos con una simple grabación en disco duro primero con la señal directa sin pasar por el pedal y luego con la señal a través del pedal pero sin activar. Idénticas por completo.
A estas alturas de la lectura, ya os habréis hecho una idea bastante amplia de lo que se puede esperar de este pedal. Pero una cosa es la teoría y otra la realidad, aunque afortunadamente a veces coinciden, como es el caso del Microtubes Vintage. Todo lo que promete lo cumple.
Realmente no tuvimos más que empezar a juguetear con los controles para descubrir que todo lo que buscábamos está allí. Level, Blend y Drive tienen poco misterio, o más bien ninguno. Hacen lo que dicen que hacen y lo hacen a la perfección, que en definitiva es la madre del cordero, porque detrás de la calidad están los resultados. Muy útil poder mezclar con el control Blend la señal limpia con la saturada, porque es una forma más de equilibrio para quienes exclusivamente pretendan dar un toque de válvulas a su sonido sin traspasar la línea de la saturación. Me ha gustado mucho también la uniformidad con la que se aplica la saturación a medida que se incrementa la posición de Drive, sin saltos bruscos, sin terrenos intermedios desaparecidos y sin tener que tener más pulso que un francotirador para encontrar el punto deseado.
Pero como ya hemos advertido, el control Era es el protagonista de este formidable pedal. Me resulta muy difícil, mejor dicho imposible, describir en qué dirección se desplaza el efecto a medida que se aumenta o disminuye su posición, porque es la primera vez que me enfrento a un control tan especial. No puedo decir va de menos a más saturación, ni puedo decir va de agudos a graves, ni puedo decir va de menos medios a más medios. Si acaso, y permitidme el atrevimiento, puedo decir que va de los años 60 a los 90, porque así tengo yo instalados en mi cabeza los sonidos de saturación en el bajo de cada década y porque es lo que el fabricante insinúa. Por eso lo llama “Era”. Cubriendo detenidamente el recorrido de este control empezarás escuchando sonidos súper cálidos, pasarás a una zona con sonidos más mediosos, luego según avanzas irás encontrando más dosis de compresión en el tono para terminar en el tramo final con sonidos más rotos y agresivos. Todo un viaje por distintas etapas sonoras, para que elijas la que más se identifique con lo que buscas. Y por supuesto todo ello con la posibilidad de moldearlo de múltiples formas con el resto de los controles.
Pues dicho está todo. Un pedal muy sencillo pero con muchísimas posibilidades, siempre dentro de lo que sabe hacer a las mil maravillas: darte en un tarro pe- queño la mejor de las esencias de la emulación del sonido de válvulas, desde el calor más templado hasta la distorsión más abrasiva. No es barato pero es que nada que esté diseñado y construido con los más exigentes estándares de calidad lo es. Y, si es lo que estás buscando, vas a disfrutarlo mucho, no te separarás de él.
Jerry Barrios
0 comentarios en
Deja tu comentario