Cuerdas para bajo, propiedades y características
Las cuerdas es uno de esos componentes de nuestro instrumento al que muchas veces no prestamos mucha importancia quizás debido a lo efímero de su existencia o por que tienen un precio relativamente barato o porque quizás lo único que nos importa es que el instrumento este bien afinado y listo para tocar sin pararnos a pensar que tipo de cuerdas llevamos.
Sea cual sea la razón, a lo largo de los años hemos visto como esta “despreocupación” por las cuerdas disminuía entre los músicos y crecía la tendencia a preocuparse e investigar sobre qué tipos diferentes de cuerdas podíamos encontrar en el mercado para conseguir uno u otro sonido o tacto. Esta tendencia hay que decir que se ha visto favorecida por dos aspectos, el espíritu de innovación de los diferentes fabricantes y el acceso a través de las redes sociales de todo tipo de información detallada sobre el producto en cuestión. Pero antes de hablar de cuerdas hagamos un poco de historia para ver el origen de lo que hoy montamos en nuestro instrumento.
Como muchos componentes en nuestro moderno bajo eléctrico, debemos buscar el origen de las cuerdas en las antiguas y originales cuerdas de tripa o intestino, normalmente de oveja, aunque seguramente otros animales fueron utilizados para tal fin. Esta tipo de cuerdas presentes en los instrumentos de tipo barroco, como el violín o el chelo, también eran utilizadas por los contrabajistas en el siglo XVI. Y como hermano mayor de nuestro moderno bajo, los cambios y evolución en los materiales de este pasaron al otro. Con los años y la mejora de los procesos de producción estas originales cuerdas de tripa se fueron haciendo más grandes en diámetro hasta que un día alguien decidió incorporar un núcleo y un recubrimiento exterior metálico o lo que conocemos como “wound”. Y como era de esperar, esta forma de fabricar las cuerdas paso al bajo eléctrico una vez este se popularizó.
Ya en la década de los años 40 y 50’ del siglo veinte, la eclosión de lo que llamamos bajo eléctrico de la mano de gente como Paul Tutmark o Leo Fender entre otros, requirió de una cuerda más delgada y fácil de tocar pero con mucha masa metálica ya que esta era la única manera de aprovechar toda la potencia del campo magnético generado por las pastillas magnéticas. Así, las cuerdas de entorchado plano o flatwound, fáciles de fabricar en masa, empezaron a llenar los almacenes de los primeros fabricantes de cuerdas, convirtiéndose pronto en un elemento muy popular dentro de nuestro instrumento.
No fue hasta principios de la década de los 60’ que encontramos las primeras cuerdas de entorchado redondo o roundwound de la mano de marcas como D’Addario o Rotosound. El origen de este tipo de cuerda más elaborada y muy popular actualmente, se pierde en el tiempo, dando lugar a diversas disputas sobre quien fue su verdadero inventor. Cuenta la leyenda que fue el bajista de The Who quién le pidió al fundador de Rotosound que le hiciera un tipo de cuerda con más brillo y ataque para usarlas en sus grabaciones. Pero ya sabemos que las leyendas son simplemente leyendas. Lo que si podemos contrastar es que a partir de este tipo de cuerda con entorchado exterior redondo los diferentes fabricantes empezaron a mejorar y diversificar los materiales que utilizaban para su fabricación; el uso de diferentes tipos de acero, la introducción del níquel tanto en núcleos como en recubrimientos o hasta los más modernos recubrimientos de nylon, han hecho sin duda evolucionar a “la cuerda” incluso podría decir más que el propio instrumento. Lo que era un simple alambre de tripa o metal se ha convertido hoy día en un elemento “tecnológico” fundamental a la hora de modelar y matizar nuestro sonido. Y decimos tecnológico porque la tecnología que se esconde detrás de su fabricación es más de la que se le supone.
La tecnología y el esfuerzo por mejorar el producto, ha hecho que hoy en día encontremos diferentes tipos de cuerdas, calibres, materiales y recubrimientos que no hacen mas que ampliar la oferta de cuerdas en el mercado. Según qué tipo de cuerda obtendremos un sonido u otro, más que un sonido un matiz y también un tacto u otro. A continuación vamos hacer un pequeño repaso de que podemos encontrar en el mercado, partiendo de una sencilla división entre flatwound, halfwound y roundwound.
Flatwound es una cuerda con un núcleo de acero que tiene un recubrimiento ( wound ) metálico plano alrededor de ese núcleo. El resultado es una cuerda con más tensión y tacto más duro pero con un sonido particular amortiguado y sin ataque, como muerto, ya que la vibración de la cuerda puede llegar a ser menor que una cuerda de entorchado estándar o roundwound. Esto que a priori podría ser un inconveniente, se convierte en una ventaja a la hora de interpretar música tipo Motown o estilos más clásicos, aportando al instrumento ese timbre característico que nos transporta a épocas pasadas. Sería sin duda la opción más“Vintage” dentro del mundo de la cuerda.
Las cuerdas tipo halfwound se componen también de un núcleo de acero sobre el que se enrolla un alambre metálico pero en lugar de ser plano o redondo tiene una de las caras biseladas, produciendo una sensación entre cuerdas tipo flat y round. Son cuerdas no muy habituales en el mercado y que reúnen entre comillas características de los dos tipos, un poco más de brillo como las round pero también un poco de ese sonido opaco de las flats, siendo por ejemplo una buena alternativa para bajo fretless cuando se requiere reducir brillo y ataque.
Por ultimo encontramos las cuerdas de tipo roundwound. Este tipo de cuerdas las más extendidas en el mercado hoy día, se componen de un núcleo de acero sobre el que se enrolla un hilo de acero redondo. Esto aporta a la cuerda mucha más flexibilidad, ayudando a la vibración libre de la cuerda, con lo obtendremos más volumen, brillo, sustain y dinámica.
Ahora bien, dentro de esta división encontramos infinidad de variantes. Sobre todo en lo referente al tipo de núcleo (o circular o hexagonal), al tratamiento de la capa exterior (baño de níquel o goretex o las modernas tapewound con recubrimiento de nylon exterior) y terminación de la zona de la bola de enganche de la cuerda (taperwound o también llamadas exposed core, con núcleo expuesto en la zona del puente). Todas estas variantes, que se pueden aplicar a cualquier forma de fabricar la cuerda en sí, le darán siempre un matiz particular a nuestro sonido y también al tacto de la cuerda.
Es gracias a esta enorme variedad que se hace de vital importancia prestar atención a qué tipo de cuerda necesitamos para el tipo de sonido que queremos conseguir. La tensión, el timbre, el color del sonido, el tacto y la dinámica que podemos conseguir con solo elegir las cuerdas correctas bien merece la pena ya que una mala elección puede echar a perderlo todo. De igual forma que elegimos nuestro instrumento, debemos salir y probar diversos tipos de cuerdas para poder tener una visión de lo que sí y no nos sirve.
Las cuerdas no son un simple consumible dentro de nuestro instrumento, sino que es parte esencial de ese conjunto que nos ayudara a encontrar y modular nuestro propio sonido. Así que la próxima vez que penséis, toca cambiar las cuerdas de mí bajo, hacedlo con criterio y teniendo en cuenta que vuestra elección determinará parte de vuestro sonido.
Xavier Lorita
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