Fender Mike Dirnt Precision Road Worn
Teníamos ganas de poder hacer una prueba sobre un bajo de la serie Road Worn de Fender. Bueno, mejor dicho, escribirla y publicarla, porque lo que es poner la mano sobre los dos modelos existentes hasta ahora, el Precision y el Jazz Bass Road Worn ya lo habíamos hecho, y varias veces. Mucho se ha escrito y opinado en foros nacionales e internacionales y revistas especializadas sobre esta serie que salió al mercado en 2009.
Hay quien no es partidario de ese artificio cosmético que envejece artificialmente los bajos y hay quien sí porque el tacto y las sensaciones le resultan agradables y estimulantes, y por ello se siente a gusto con el instrumento; hay quien dice que tienen un precio elevado para ser instrumentos hechos en México y hay quien defiende el precio argumentando que la calidad tiene un precio, se fabriquen donde se fabriquen; pero hay algo que pocos cuestionan y que ha puesto de acuerdo a la gran mayoría: estos instrumentos suenan muy bien, con una referencia sonora claramente clásica y vintage.
Buena prueba de ello es que he visto a más de un profesional de primer nivel tocando con un Road Worn, como por ejemplo Oteil Burbridge de los Allman Brothers (hay varios videos en Youtube, incluso él lo atestigua en su web), o primeros nombres nacionales como Rubén Rubio, Tomás Merlo o José Luis Jiménez (Topo), de quienes también hay vídeos con un Road Worn en la red. Y que yo sepa, ninguno de ellos es, ni ha sido nunca, artista “endoser” de Fender.
Después de 3 años con los mencionados modelos en el mercado y con una aceptación más que notable en el mercado, este 2013 ha visto la luz otro bajo de estas características, el Precision Mike Dirnt Road Worn. Curiosamente, a pesar de que el apellido Road Worn está en su denominación, Fender lo engloba en su serie Artist, porque es, nada más ni nada menos, que un bajo signature del archifamoso bajista de Green Day. Y esa es otra novedad: un bajo Road Worn y Artist Signature a la vez.
No es la primera vez que Fender saca un bajo auspiciado por Mike Dirnt, pero sí es primicia que sea en una gama de precios ya por encima de los mil euros. Incluso su subsidiaria Squier también alumbró un modelo con su nombre. Todos ellos siempre variaciones del formato Precision 1951-1955.
En este reciente lanzamiento, enseguida salta a la vista un cierto paralelismo con los planteamientos habituales de Fender en lo que a instrumentos de la Custom Shop se refiere, con tratamiento “relic” y replica de las características del bajo de un artista consagrado. Pero esto no es un bajo de la Custom Shop… ¿casualidad? No, ni mucho menos. Es la idea de Fender de trasladar características constructivas de la Custom Shop a la fabricación en serie, para quien no puede o no quiere gastarse tanto dinero. Un símil de jamones: no es ibérico de bellota pero es pata negra, y eso ya está muy bien.
Me vais a permitir que este artículo sea más la transmisión de mis sensaciones en las manos, vista y oídos al probar el bajo que una enumeración de características constructivas. Es verdad que lo primero es subjetivo, pero lo segundo ya lo podéis encontrar en decenas de webs, desde la propia página del fabricante hasta las de todas las tiendas físicas y online que lo venden.
Tampoco me voy a poner a relatar algunas milongas inevitables en estos casos, donde el marketing juega un papel importante, como que Mike Dirnt afirma que ha estado dos años para diseñar el instrumento (será que ha viajado a la fábrica de Fender una tarde cada 8 meses), o que actualmente sea el bajo que está utilizando en su gira 2013, porque parece evidente que tiene que respladar un producto que lleva su nombre, sí o sí.
A partir de este momento me voy a olvidar de que se trata de un bajo con padrino, voy a no darle ninguna importancia a si se parece más o menos a algún bajo de los muchos vintage que tendrá este señor en su colección, y me voy a centrar exclusivamente en el instrumento. Además, será de gran ayuda la discreción con la que Fender ha decidido firmar este bajo, ya que más allá de una discreta estrella en la placa de unión del mástil con el cuerpo, no hay más rastro de firmas ni el nombre de Mike Dirnt por ninguna parte.
El mueble
Primera sorpresa cuando llega a mis manos: es el primer bajo hecho en México por Fender que trae estuche, o al menos que yo sepa. Este primer detalle ya deja entrever dos cosas. La primera que estamos ante un instrumento de gama alta, porque Fender cuida mucho estas cosas y en su política de productos no da puntada sin hilo, así que cuando hay estuche, dentro hay un instrumento de nivel. La segunda, simplemente nos la imaginamos como consecuencia de todo lo anterior: este bajo no es un mejicanito barato, es un mejicano de élite.
A continuación lo cogemos. Segunda sorpresa: a ojo, su peso ronda los cuatro kilos, y cuando lo llevamos a la báscula lo confirmamos, ya que son exactamente 4,08. Otro síntoma de instrumento de calidad, porque significa maderas escogidas. Quiero resaltar este detalle porque es algo que ya he venido observando últimamente en la marca californiana. De la serie American Standard en adelante, los pesos de sus instrumentos han disminuido en los últimos años, señal de una política activa de selección de maderas, sobre todo en los bajos cuyo cuerpo es de fresno, porque el fresno ligero es fresno de pantano, que además de no pesar mucho tiene una sonoridad más alta que el fresno normal. Y fijaos que digo de la serie American Standard hacia arriba de la gama… con una excepción: la serie Road Worn, en todos sus modelos.
Seguimos. El cuerpo está basado en la forma del Precision original de 1951 pero con algunas modificaciones introducidas a petición de Mike Dirnt, siendo la principal que en lugar de tener el contorno de tabla, sin rebajes de ninguna clase (lo que en inglés se denomina “slab body”), tiene alguna ligera forma contorneada, sobre todo para facilitar el apoyo del antebrazo.
El mástil también parte del modelo Precision del 51, pero igualmente suavizado levemente en su grosor, para hacerlo más cómodo, siempre manteniendo ese tacto de estar rodeando con la mano izquierda un “pedazo” de mástil. Seguramente habrá quien se sienta incómodo con este hecho, pero para muchos es la esencia del más clásico de los Precision, así que la polémica “me encanta/no puedo con él” está servida.
El ejemplar que pudimos probar era blanco con una cierta transparencia que dejaba asomar, no demasiado, la veta del fresno del cuerpo, cosa que estéticamente puede tener su gracia. El mástil de arce y el diapasón de arce también. Existen otras opciones como el acabado en 3 colores sunburst y diapasón de palosanto, pudiendo combinarse acabados y diapasones, lo que deriva en 4 modelos posibles. En las fotos podréis ver que la pala, lógicamente, tiene la llamada forma Telecaster, como corresponde al modelo de inspiración.
Un último factor absolutamente decisivo en el sonido y el timbre de este bajo es el acabado satinado con una finísima capa de laca nitrocelulosa. Es uno los secretos, si no el secreto con mayúsculas, del sonido “viejuno” de estos instrumentos Road Worn. Probablemente muchos os preguntaréis por qué entonces no se aplica en otros instrumentos, como la serie Vintage. Pues parece que hay una explicación que, además aclara muchas más cosas: resulta que este tipo de acabados tienen unas restricciones medioambientales por parte de la administración norteamericana, que no permite su aplicación en grandes cadenas de producción. Por ese motivo, se fabrican en México. ¿Empezamos a comprender más ahora? La fabricación en el país centroamericano no es “una rebaja de nivel”, sino una necesidad productiva. Pero si las maderas, la electrónica, el hardware y los controles de calidad son de alto nivel, el instrumento que se obtiene también lo es, y el país “de matriculación” tiene incidencia cero en el producto final.
El nivel de “relicado” (envejecimiento) es bastante ligero, así que aquellos que no son adeptos a este tratamiento igual son capaces de no verlo con tan malos ojos. Ahora, eso sí… ¿y la tranquilidad que da llevarlo de bolo, o a ensayar, y que se arañe o se descascarille? Con estos Road Worn, no hay disgusto, ¡no pasa nada!
Los herrajes y complementos
Pasaremos sin detenernos por los clavijeros típicos vintage de todos estos bajos de reedición clásica, comentaremos que el jack está montado en un lateral, como en el original evocado, y que sobre la placa metálica que cubre el circuito se montan el control de volumen y el de tono ya típicos del Precision.
Lo significativo en este capítulo es el puente, un Badass II, que juega un papel principal en el sonido del instrumento. Muchos de vosotros sabréis que este puente fue el recambio que muchos bajistas eligieron para sustituir los puentes originales de los bajos setenteros en los años 80, principalmente en los Jazz Bass. Es poco habitual verlo en estos Precision del 51, pero este es un ejemplo de lo que puede ganar en sustain y claridad un bajo “antiguo” con la incorporación de este puente.
Terminamos haciendo referencia al golpeador, de una sola capa, en color negro en ambos acabados, que le da una personalidad muy atractiva, sobre todo en el modelo blanco por el llamativo contraste. Sobre gustos no hay nada escrito pero apuesto doble contra sencillo a que muchos coincidiréis conmigo en que este bajo es bien bonito y que tiene una estética clásica llamativa a no más no poder, y que los ojos se van detrás de él por su acertada combinación de colores.
Electrónica
Se trata de un bajo pasivo (igual no hacía falta ni decirlo), volumen y tono como controles únicos y una pastilla típica dividida de Precision. ¿Típica? ¿Dividida en un 51? ¡Si llevaban “single coil”¡ Pues otra modificación más. Mejor dicho, otra mejora más. Parece evidente como surgió este bajo: Mike Dirnt puso sobre la mesa la madre de todos los bajos, un Precision 51, y dijo a los chicos del departamento de diseño de Fender: “espero que D. Leo Fender me perdone, pero vais a quitar esto y esto, a cambiar esto y esto otro, y a dejar todo lo demás”. ¡Y así lo hicieron! Aunque por favor, Mr. Dirnt, no nos haga creer que ha tardado dos años en pergeñar esto porque vamos a pensar mal…
Volviendo a la pastilla, que nos hemos ido por las ramas, Fender la denomina Custom Vintage 59, y os puedo asegurar que es otro de los puntos fuertes del bajo. ¡Cómo suena, qué señal, con qué dinámica y qué cálida, redonda y rica en medios! Una de las mejores pastillas que Fender monta en la actualidad en sus instrumentos. Intuyo que está bobinada especialmente para la ocasión. De verdad, una pastilla magnífica.
Tocar y sonar
A estas alturas de la lectura, ya os estáis imaginando cómo suena este Road Worn. Esta vez he hecho la prueba en un entorno de estudio, con mi Mac y con una sencilla interfaz (Firestudio de Presonus). He soltado unos cuantos playbacks de pistas de batería y otras grabaciones de banda completa (rock y blues) silenciando la pista de bajo, y he tocado y grabado encima.
Pura crema, señores. Cuando un instrumento suena, suena, y me importa poco si está hecho en México o en Marte. El sonido de este bajo es una combinación exquisita entre el sonido “vintage” más puro y ciertos matices que lo complementan y realzan: alta salida en la pastilla, un puntito de agudos y sustain que evita que el timbre se espese (mérito del Badass II), y el punch que se encargan de disparar la pastilla y el diapasón de arce que proyecta las notas como si saltasen del mástil. Imagino que la versión con diapasón de palorosa será más contenida y cálida.
Los medios, el eterno diablo del sonido de un bajo, que te dan la gloria o la miseria, son perfectos en este instrumento. Tanto tocado con púa como con los dedos, tiene una presencia definida en la mezcla, no se pierde ni una nota. Pero esa definición no se consigue a base de agudos, sino de medios, que es algo bien distinto para luchar contra las guitarras. Unos graves robustos pero sin bola y unos medios poderosos son el sonido del rock desde que se inventó. Pues en este bajo están de lujo ambos colores.
Del control de tono cabe esperar lo típico: abierto del todo, hay brillito (ojo, no es un bajo activo ni sirve para usos sofisticados), y cerrado del todo hay graves roncos y cerrados; y entre medias, muchos mundos para disfrutarlos.
En cuanto a la digitación, es un bajo que da sensación de solidez en las manos. El mástil, pese a su grueso perfil en C, se recorre con comodidad, aunque no es precisamente un bajo para solistas de jazz. Es, simplemente, un bajo clásico muy bien construido, con mejoras que se agradecen y que suena de muerte.
Conclusiones
¡Pero si se me había olvidado que era “el bajo de Mike Dirnt” ¿Será porque no es un bajista que me entusiasme? ¿Será porque suena tan “vintage” que me quiero comprar uno? ¿Será porque tiene ese tacto de bajo “viejo” sin que me cueste una fortuna (más de mil y menos de mil quinientos euretes en las tiendas)? ¿Será porque he vuelto a escuchar lo que grabé en la prueba y me gusta más cada vez que lo oigo? ¿Será porque por mucho que suba las pistas de guitarra, el bajo sigue estándo ahí, con un par? ¿Será porque es tan bonito que incluso mi mujer va a oponer menos resistencia esta vez?
Desde luego, si un día Fender me hace un bajo signature, me gustaría que fuese como este… con permiso del bajista de Green Day.
Jerry Barrios
Fotos: Loira Blazquez
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